Opinión

Divideros

5 de agosto de 2021, 5:00 AM
5 de agosto de 2021, 5:00 AM

A medida que nos acercamos al bicentenario de la fundación de nuestro país, los bolivianos estamos más divididos.

La polarización de este 2021 es más evidente, incluso, que la que se percibía antes de los sucesos de octubre/noviembre de 2019. Las diferencias políticas han puesto en entredicho la condición de Estado unitario que proclama la Constitución. Tristemente, el fenómeno no es nuevo, sino que se remonta a los primeros años de la República.

El 6 de agosto de 1825, la República Bolívar nació con cinco departamentos y un territorio que tenía casi el doble de tamaño que el actual. Las unidades territoriales con las que declaró su independencia eran Chuquisaca, Cochabamba, La Paz, Potosí y Santa Cruz. Por razones que no aparecen explícitas en los documentos, el mariscal Antonio José de Sucre decidió crear el Departamento de Oruro mediante Ley del 5 de septiembre de 1826. En su artículo primero, esa norma decía que el nuevo departamento estaría compuesto por las provincias de Oruro, Paria y Carangas. Fue la primera división geográfica en la nueva República y, para hacerla efectiva, se cercenó territorio del Departamento de Potosí.

Posteriormente hubo más divisiones que también afectaron territorio potosino.

Tarija, que durante todo el periodo colonial formó parte de la Intendencia de Potosí, estuvo “flotando” con el rango de provincia, debido al conflicto con el Río de la Plata, hasta que Andrés de Santa Cruz lo reconoció como departamento, el 24 de septiembre de 1831. Dos años antes, este mismo presidente cercenó la provincia de Atacama, que formaba parte de Potosí, y la reconoció como provincia independiente, con opción a tener gobernador. Diez años después, José Miguel de Velasco la reconoció como distrito y ya en el Gobierno de Mariano Melgarejo, el 2 de enero de 1867, se creó el Departamento del Litoral.

En 1842, José Ballivián creó el Departamento del Beni, para homenajear a la Batalla de Ingavi, fraccionando a Santa Cruz. En 1938, Germán Busch hizo lo propio al crear Pando.

Con el paso del tiempo, Bolivia afrontó guerras o debió soportar decisiones equivocadas de sus gobernantes, que permitieron la cesión de territorio. Se hizo más pequeña pero, aun así, siguió dividiéndose y hoy en día subsisten los afanes “departamentalizadores” en varias regiones del país.

Los bolivianos creemos que dividiéndonos nos irá mejor y hacemos lo opuesto a la recomendación de Maquiavelo. No necesitamos que el enemigo nos fraccione, porque nosotros lo hacemos muy bien. Lo malo es que, al hacerlo, no definimos bien nuestros límites y, así, dejamos asuntos pendientes que provocarán más peleas… y más divisiones.

Juan José Toro Montoya  es Periodista

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