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30 de agosto de 2024, 4:00 AM
30 de agosto de 2024, 4:00 AM

En una rimbombante puesta en escena, el Instituto Nacional de Estadística (INE) presentó los datos del Censo de Población y Vivienda realizado en marzo pasado. Según esos resultados, Bolivia tiene 11,3 millones de habitantes; es decir mucho menos de lo que el mismo INE había proyectado. Sin una encuesta post censal que verifique la fiabilidad de la información, a gran parte de la ciudadanía le quedan más dudas que certezas.

Es la primera vez que una proyección oficial del mismo Instituto Nacional de Estadística presenta más habitantes de los hallados por el Censo. Si bien Santa Cruz es el departamento con mayor población, la cifra presentada ayer dista mucho de lo que la misma entidad había anticipado en sus propios estudios. No es coherente pensar que en este departamento solo hay 457.624 personas más que hace 12 años.

Según el INE, Santa Cruz tiene 3.115.386 habitantes y Bolivia 11.312.620. Las proyecciones de la misma entidad hablaban de 12.332.252 en el país (un millón más que lo que reportó ayer); mientras que en el departamento cruceño se preveía que habían más de 3,5 millones de personas (casi 400.000 más de lo que se informó en la presentación de ayer). El director del INE dice que no son datos comparables, pero no da explicaciones coherentes para entender la diferencia. Y por supuesto que Bolivia necesita sustento para esta información que desconcierta y genera molestia, no solo en la clase política, sino también en especialistas y en la población.

Otro factor es la tasa anual de crecimiento poblacional. Según análisis de la organización Pópuli, ha caído a la mitad con relación al Censo de 2012. En el caso de Bolivia, bajó del 2% al 1%. En el caso de Santa Cruz disminuyó del 2,8% al 1,4%. Este dato también merece una explicación. O es que hubo menos nacimientos y muchos decesos, además de una masiva emigración o cuál es el fenómeno que justifica este bajón.

La población boliviana (salvo un drástico cambio que no se evidencia) es mayoritariamente joven y fértil, por lo que no tiene lógica una fuerte disminución de la tasa de natalidad. Además, la migración interdepartamental ha sido una constante y se sabe que Santa Cruz es el departamento elegido por la mayoría de los bolivianos, incluso por los campesinos e interculturales patrocinados por el Movimiento Al Socialismo.

En el caso del departamento cruceño es por demás evidente que tiene sus servicios colapsados porque los recursos de coparticipación que recibe son insuficientes y no guardan relación con el número de habitantes. Por otro lado, tal parece que se pretende que la redistribución de escaños parlamentarios no sea tan drástica y que las otras regiones no pierdan tanto con relación a Santa Cruz.

Por otro lado, está el padrón electoral, al calcular menos población para Santa Cruz es de suponer que se pretende también disminuir el número de electores de esta región y, por tanto, su capacidad definitoria en los próximos comicios, lo cual es inadmisible.

La ministra de la Presidencia, María Nela Prada -cruceña ella- pide que no se politicen los datos del censo. Pero entenderá que hay muchas razones para tener dudas acerca de los resultados y que lo que corresponde es que estos sean auditados de manera imparcial. Santa Cruz no merece seguir siendo ninguneada y es lógico suponer que no acatará de manera sumisa un resultado cuestionable y dudoso.

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