El rojo disfrutó del agradable sabor de la victoria sobre el final del partido, que acabó 3 a 1

22 de agosto de 2022, 11:25 AM
22 de agosto de 2022, 11:25 AM

Blooming no encuentra salida a la crisis porque es la propia causa de sus males. Quedó demostrado ayer ante Guabirá.

De pronto es el día y la noche. Se ilumina un rato, como en el primer tiempo, cuando Rafinha se convirtió en el genio de la lámpara de Aladino y les concedió a sus hinchas el deseo de convertir un gol que ponga fin a su sufrimiento.

El brasileño encaró solo por la izquierda, ingresó al área azucarera, enganchó hacia afuera, luego hacia adentro y sacó un zurdazo que metió arriba, junto al palo del golero Jairo Cuéllar.

Iban 20 minutos del partido. Blooming se parecía un poco a aquel equipo del anterior torneo que sabía ganar. Pero Blooming es Blooming, el equipo ciclotímico, cambiante, incomprensible, que un rato puede ser el día y un poco más tarde, la noche.

Y al caer la tarde, cuando acababa el crepúsculo, volvió a ser aquel en el que no se puede confiar. Y le sucedió lo que le viene pasando desde hace varias fechas.

Acabó extraviado en su propio laberinto, sin posibilidades de cambiar su suerte porque se le acaban el tiempo y las ideas.

Terminaba el primer tiempo, el Tahuichi encendió sus luces como un presagio de que a Blooming se le venía la noche otra vez como en tantos otros partidos de este torneo Clausura.

El paraguayo Rodrigo Ruiz Díaz se hizo un espacio entre los centrales celestes y aprovechó un centro perfecto de Juan Carlos Montenegro para meter un frentazo marca registrada guaraní de viejas épocas para igualar el marcador en el minuto 43’, poco antes del descanso.

Y se vino la noche

En el segundo tiempo, Guabirá salió más tranquilo y decidido a asumir la iniciativa, acicateado por el gol que le permitió tomar impulso en el entretiempo.

Blooming con la obligación de salir a buscar nuevamente el gol porque lo necesitaba y se lo exigían sus hinchas, que agotaron su paciencia y también los buenos modales, cansados por la falta de respuestas positivas en la cancha.

Pero además de hacer todo en contra suya, a Blooming se le aleja cada vez más la dosis de fortuna que siempre hace falta, como en aquel bombazo de Navarro que se metía en un ángulo y acabó rebotando en el poste pese a la gran estirada de Cuéllar.

Guabirá aprovechó ese bajón que últimamente experimenta Blooming conforme transcurren los minutos para dar vuelta un partido que no le había sido favorable en la primera etapa. A tal punto que el arquero Cuéllar acabó siendo la figura por un par de atajadas que impidieron que la academia le sacara una ventaja importante en el marcador.

Pero el Diablo Rojo salió con fe en el complemento, no bajo los brazos y metió la cola cuando se acababa el partido.

El zaguero Robles se vistió de extremo izquierdo, desbordó y envió un pase hacia atrás, cerca al punto del penal, donde aparecía Meleán, con rivales cerca pero sin marca, remató y venció a Uraezaña. Era el minuto 85’.

Jugadores de Guabirá festejan


El gol acabó por desconcertar a Blooming. Pero faltaba la estocada que acabaría con cualquier posibilidad de reacción. El portugués Luis Leal recibió la pelota solo por el sector derecho y definió ante Uraezaña. Apenas había pasado un minuto.

La derrota consumada enfureció a la tribuna celeste, que se las agarró con los jugadores y los dirigentes. El “que se vayan todos...” retumbó en el Tahuichi en la parte final. Antes y después del pitazo que pondría fin a otra noche negra de Blooming.

Guabirá, en cambio, disfrutaba de un triunfo que parecía lejano cinco minutos antes, pero que lo construyó porque le sobró voluntad y capacidad de lucha.

En la recta final, manejó la pelota para no darles opciones minutos, aunque ya todo estaba definido.

El triunfo le permitió mejorar en las dos tablas, la del Clausura en la que se ubica séptimo, detrás de Oriente Petrolero, y en la Acumulada, en la que ocupa el octavo lugar, justo un puesto abajo de Blooming, que, en contrapartida, sigue bajando vertiginosamente en ambas.

Blooming venía de un papelón ante Always Ready por su falta de actitud, y anoche volvió a mostrar falta de carácter para sostener el partido.


El argentino Néstor Clausen, DT de Blooming


Con Néstor Clausen en el banco como entrenador, la situación sigue siendo la misma, porque el problema radica principalmente en los jugadores.

Blooming perdió fuerza y convicción dentro de la cancha, y desde afuera no hay soluciones a la vista. Además empieza a ser presa de su nerviosismo.