Opinión

El Anuario de Alias Agatha: 2020

28 de diciembre de 2020, 7:44 AM
28 de diciembre de 2020, 7:44 AM

Este diciembre, se cumplen seis años desde que la columna “Alias Agatha” se publicara por primera vez. Para conmemorar esta ocasión y por la fecha próxima a concluir la gestión, hoy inauguro esta variante de análisis anual, que se replicará cada fin de año.

El año 2020 ha sido considerablemente intenso en su trayecto. Sin embargo, considero que hay cuatro elementos clave que marcaron este periodo para el devenir social: (1) la necesidad de fortalecer las políticas y los sistemas de salud; (2) la demanda por sociedades más inclusivas; (3) la importancia del arte y las expresiones culturales para trabajar el tejido social; (4) la vocación democrática para proyectar el futuro.

La pandemia del COVID-19 ha revelado distintas condiciones de la sociedad global y local, entre ellas, la salud como una prioridad individual y colectiva. El virus parece no discriminar estados o ciudadanos; sin embargo, las políticas implementadas para hacerle frente y los sistemas establecidos han implicado una considerable diferencia.

Por ejemplo, cabe destacar la gestión de la primera ministra en Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, que logró controlar la propagación del virus. Por otro lado, la lamentable administración de Donald Trump para lidiar con la pandemia, se refleja en el complejo estado de los contagios en Estados Unidos. Asimismo, en países como Bolivia, donde el sistema de salud es frágil, la respuesta a la pandemia ha sido improvisada, poco coordinada y afectada por un presunto caso de corrupción.

En consecuencia, la primera consigna que deja el 2020 es la necesidad de fortalecer las políticas y los sistemas de salud. El conjunto de la ciudadanía global debería acceder al derecho fundamental a la vida y al cuidado de la misma… sin distinciones.

El virus no discrimina, pero las diferenciaciones estructurales influyen en el tratamiento del mismo. No todos los sujetos pueden hacer trabajo desde casa, para cumplir con el distanciamiento social; no todos los sujetos pueden acceder al derecho básico al agua, para poderse lavar las manos con la frecuencia sugerida; no todos los sujetos pueden acceder a una salud integral y de calidad.

Por ello, la segunda lección fundamental de este año es la demanda por sociedades más inclusivas. La pandemia ha revelado las considerables brechas de diferenciación económica, social y racial que se han sostenido en distintos contextos. También, se ha evidenciado la necesidad de trabajar en estas marcadas distancias para reconstruir el tejido social, afectado aún más por la consigna del distanciamiento.


Para este fin, el arte y las expresiones culturales son uno de los principales caminos. Cómo se veían en balcones de Italia o España, el canto de un vecino lograba reunir al colectivo en un respiro, durante el primer confinamiento.

Asimismo, la obra de Beethoven -celebrada particularmente este año a propósito del 250 aniversario del compositor alemán- reunió a ciudadanos del mundo, a través de actividades en línea y también presenciales. En Bolivia, cabe destacar el concierto de la Orquesta Sinfónica Nacional, donde uno de los cautivados espectadores fue Andrónico Rodríguez, líder cocalero y presidente del Senado.

El arte y las expresiones culturales congregan al colectivo y permiten articular las diferencias, a través de la sensibilidad de la creación humana. Por ello, como tercera consigna del 2020, es preciso fortalecer los espacios e instituciones que promueven el trabajo de artistas y gestores culturales.

Finalmente, este año se tuvieron tres importantes comicios, por marcar históricos niveles de participación y por los resultados de los mismos: las elecciones nacionales en Bolivia, el plebiscito en Chile y las elecciones en Estados Unidos.

A partir de los mismos, se pudo evidenciar la vocación ciudadana por sostener la democracia como sistema político. Un compromiso social que cabe destacar. No obstante, frente a las condiciones reveladas por la pandemia, surge la necesidad de pensar en un proyecto democrático verdaderamente inclusivo, que articule a todo el colectivo y cierre las amplias brechas de diferenciación.

Ese es el reto fundamental que el 2020 deja para gobernantes y ciudadanos.
A comer una uva el 31 para poder cumplirlo.

 



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