Opinión

El día después de mañana en la política

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24 de enero de 2020, 3:00 AM
24 de enero de 2020, 3:00 AM

Israel Adrián Quino Romero

Leída que fue, persistió en su tenor y se firmó (aprobó). Por mero formalismo las cartas de dimisión de los exmandatarios generaron una sesión muy particular en el Legislativo que derivó en un bochornoso episodio.

El TCP en su DC 01/2020 evidenció una laguna eminentemente jurídica que promovió el fallo, esto es: renuncia presidencial, sucesión constitucional, convocatoria a elecciones y finalización de periodo legislativo. De allí que se identificó un inminente vacío de poder y sus consecuencias de no restablecer el orden constitucional.

La aplicación holística de la “norma principio vs. norma regla” generó una interpretación adecuada respecto a la organización funcional del Estado como base fundamental, que generó además una exhortación hacia los actores políticos nacionales y subnacionales para que contribuyan y otorguen todas las condiciones que garanticen el desarrollo de los procesos electorales hasta la elección y posesión de nuevas autoridades, según el plazo otorgado por la ley excepcional de prórroga en el poder.

El día después de mañana fue una obra cinematográfica que alertó sobre el calentamiento global y alertó sobre sus probables consecuencias abruptas en el clima del planeta si los gobernantes no tomaban medidas; esto parece trascender ahora como un “dejavu” que avizora ese mensaje catastrófico, esta vez, para la otrora primera fuerza política en Bolivia, que de no redireccionar y reestructurarse su desastre político será inevitable.

La nueva historia política en Bolivia no debe estar escrita lejos de los jóvenes porque son quienes también deben tomar el poder y reconstruirlo a partir de la regeneración de visión de país y estructuras programáticas no sólo en comicios electorales sino sostenibles en el tiempo a partir del ejercicio democrático de la política en todos sus niveles.

Es saludable la pluralidad partidaria para estas elecciones generales, lo que además nos sugiere proyectar que el siguiente gobierno constitucionalmente electo deberá pactar con minorías para garantizar gobernabilidad legislativa, lo otro es incidir en vaivenes de minorías, impropio para el siguiente tiempo en que: de la apocalíptica crisis política se vislumbre la recuperación de la dignidad democrática en el país.



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