Sucedió en la ciudad de Santa Cruz. Rosario Terceros Yérez cursaba su formación como enfermera cuando empezó la pandemia y dejó todo para ayudar

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11 de enero de 2021, 14:30 PM
11 de enero de 2021, 14:30 PM

Rosario Terceros Yérez, es de Postrervalle, pero se trasladó a la capital cruceña para estudiar Enfermería. La pandemia obligó a que se suspendan sus clases y ella, en el pico de los casos, cuándo aún había temor generalizado por la enfermedad, decidió inscribirse a un voluntariado, Ángeles contra el Covid, para ayudar a los que enfrentaban el coronavirus.

“Desde el inicio no tenía miedo al contagio. Cuando uno hace el voluntariado se vuelve más corajuda. Vi que se podía y ya perdí el miedo”, explica.

Aunque, además del riesgo del contagio enfrentó discriminación. La dueña de casa donde alquilaba le pidió desalojar la habitación, después de que se enteró de sus funciones en el voluntariado.

“Me pidió desalojar y yo no tenía donde más llevar mis cosas, las tuve que ir a dejar al centro Covid que teníamos”, recuerda.

Agrega que días previos, la dueña de casa le insistió que desalojara, pero ella le explicaba que no tenía donde ir, más que en aquel entonces en el departamento regía aún la cuarentena rígida y su familia estaba en Postrervalle.

“Yo solo pensaba donde dejar mis cosas, en ningún momento pensé en dejar el voluntariado”, remarca. Aunque, luego fue recibida en la casa de uno de los que impulsa el voluntariado, Víctor Hugo Núñez del Prado.

Su voluntariado solo se interrumpió por algunas semanas, con la disminución de casos, porque el centro cerró. Aunque ahora de nuevo sigue ayudando. El centro reabrió tras el repunte de casos de diciembre.

No se enfermó

Han pasado más de siete meses desde que inició el voluntariado y Terceros no enfermó de coronavirus.

“Gracias a Dios no me he enfermado hasta ahora. Pese a que atendimos muchos pacientes, no me contagié”, resalta indicando que guarda las medidas de protección.

El voluntariado de Terceros es diario. Empieza cada día confirmando la asistencia de un médico al centro de Ángeles contra el Covid. Su trabajo cada jornada comienza con la búsqueda y coordinación del médico y se debe de adecuar al horario del profesional. “Si el médico puede estar todo el día, yo me quedo a ayudarlo. Si informa que solo estará media jornada debo buscar otro médico para el próximo turno y si no encuentro la jornada concluye al mediodía”, explica Terceros.

Ella tiene 20 años y pese a su juventud y poca experiencia, no tuvo temor a enfrentar la enfermedad, pero resalta la importancia de las medidas de bioseguridad.