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18 de agosto de 2022, 4:00 AM
18 de agosto de 2022, 4:00 AM

Por Addina Aydee Gutiérrez Callisaya, economista

El pasado 3 de agosto de la gestión en curso, en un informe mensual del presidente del Servicio de Impuestos Nacionales (SIN), Mario Cazón, se anunció que entre enero y julio la recaudación tributaria del mercado interno creció 22,3% respecto a 2021 y por el lado de la recaudación aduanera, a junio presentó una tasa de variación positiva de 24,5%. 

Estas cifras son producto de las medidas de oferta y demanda implementadas por el Gobierno actual con el fin de reactivar la economía e impulsar la demanda interna, tales como el fortalecimiento del sistema de salud contra el covid-19 (compra de vacunas, pruebas y medicamentos, entre otros), la creación de nuevos ítems para educación, incremento de 2% al salario mínimo nacional en 2022, el fortalecimiento y reactivación de empresas públicas y proyectos de inversión pública, entre otros.

Estas noticias sin duda alguna son positivas para la economía boliviana, después de la profunda disminución de la actividad económica experimentada en 2020 a causa del covid-19 y el deficiente manejo de las finanzas públicas por parte del anterior Gobierno. Ahora bien, en este mismo sentido se afirma por parte de algunos economistas que Bolivia está experimentando un “efecto rebote”, que consiste en el inminente crecimiento de las variables económicas (en este caso, la recaudación tributaria) después de un profundo periodo de crisis. Es necesario reformular este pensamiento por tres razones, en particular.

La primera se refiere a la reactivación de la base imponible de los impuestos, por ejemplo, la recaudación del Impuesto al Valor Agregado (IVA), como bien se sabe el impuesto grava el consumo final de productos y servicios producidos tanto en territorio nacional como en el exterior y su recaudación es de carácter mensual.

Según la información del SIN, el IVA del mercado interno creció 5,1% respecto a julio de la gestión 2021, por tanto, las personas están aumentando su nivel de consumo como consecuencia de un aumento de ingresos.

La segunda hace hincapié en la creación de nuevas normativas a favor de la política tributaria progresiva, como ser el Impuesto a las Grandes Fortunas, el cual busca una redistribución de los recursos de aquellos que mantienen una riqueza personal elevada hacia la gente con escasos recursos. El crecimiento de la recaudación de este impuesto ha sido notable, alcanzando a Bs 241 millones en 2021.

Otra medida relevante es el cobro del Reintegro en efectivo del IVA (Re-IVA), que consiste en la devolución del 5% de las facturas de compras a aquellas personas que ganan menos de nueve mil bolivianos, el cual a julio de la presente gestión devolvió Bs 25,9 millones. Por tanto, al igual que el IVA, para que las personas puedan consumir, es necesario mantener o incrementar sus niveles de ingreso, demostrando que existe una mejora en la economía de las familias bolivianas.

La tercera razón se plasma en la recaudación por actividad económica, de manera general, todas las actividades económicas tuvieron un aumento en su recaudación, repuntando Minerales Metálicos y no Metálicos (1078,7%), Petróleo Crudo y Gas Natural (26,8%), Comunicaciones (22,1%) y Comercio (12,3%).

Esto significa, que los sectores económicos de Bolivia están teniendo ingresos favorables por la venta de sus productos o el pago de sus servicios, por tanto, la economía está creciendo y caminando hacia adelante.

Por lo anterior mencionado, las cifras positivas de recaudación tributaria, tanto de mercado interno como externo, no corresponden a ser un “efecto rebote”, sino a la acertada administración tributaria que se estuvo realizando a partir de diciembre de 2020, con la implementación de las medidas de oferta y demanda que coadyuvaron al incremento de la actividad económica.

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