Tercera finalista fue la ex presidenta boliviana Jeanine Áñez. El galardón concedido por el Parlamento Europeo, que reconoce la lucha por la libertad de conciencia, es otro golpe para el Kremlin. El año pasado estuvo a punto de morir envenenado.

21 de octubre de 2021, 4:00 AM
21 de octubre de 2021, 4:00 AM

El Parlamento Europeo ha concedido ayer el Premio Sájarov 2021 a la Libertad de Conciencia al político opositor y activista ruso Alexei Navalni “por su inmensa valentía” al denunciar la “corrupción del régimen de Vladímir Putin”, según las palabras del presidente del Europarlamento, David Sassoli.

Navalni es uno de los opositores más potentes y enemigo feroz del presidente ruso. El disidente, que tejió una red opositora inédita en Rusia, desafió a las autoridades con protestas y movilizaciones, sufrió un grave envenenamiento el año pasado en un ataque tras el que la inteligencia occidental ve la mano del Kremlin y está encarcelado desde enero en Rusia, condenado en un controvertido caso.

Con este galardón, el Parlamento Europeo vuelve a poner en su diana a Putin, como ya hiciera en 2018 al dar su reconocimiento a otro de sus opositores, el cineasta Oleg Sentsov, y el año pasado, cuando el galardón recayó en la oposición bielorrusa y dio otro golpe a un régimen autoritario, el del aliado de Putin Aleksandr Lukashenko. El Kremlin se ha mantenido en silencio sobre el premio a Navalni, nombre que intenta evitar pronunciar a toda costa.

El equipo del opositor, la mayoría ya en el exilio, encausado en distintas causas penales en una nueva oleada de represión de las autoridades contra la disidencia y la sociedad civil, ha saludado el premio: “Hurra”, ha escrito simplemente Ivan Zdanov, director de la fundación anticorrupción de Navalni.

Entre los finalistas del premio también figura la expresidenta de Bolivia, Jeanine Áñez.

El premio conocido ayer se entregará el 15 de diciembre en la sede de Estrasburgo del Parlamento Europeo. Navalni, preso en una colonia penal (una cárcel en la que los reclusos trabajan, muy común en el país euroasiático) y declarado “propenso al extremismo” -la misma etiqueta que las autoridades rusas han puesto a sus organizaciones, ahora ilegalizadas y desmanteladas-, no podrá acudir a recibirlo.

Encarcelado

El opositor ruso, de 45 años, que se hizo un nombre con sus investigaciones anticorrupción de la élite política y económica rusa y que se convirtió en uno de los problemas más serios para el Kremlin, regresó a Rusia el pasado enero sabiendo que sería detenido.

Estaba acusado de saltarse los términos de la libertad condicional en la que se encontraba por un caso de 2014 mientras estaba en Alemania, recuperándose del envenenamiento que casi le cuesta la vida.