Opinión

El Estado cruceño

24 de septiembre de 2021, 5:00 AM
24 de septiembre de 2021, 5:00 AM

Hoy ya no dudamos que los Cambas somos una Nación sin Estado que se encuentra anexada a un proyecto de Estado uninacional y monocultural ejercido por la oligarquía centralista dominante, como lo plantea Sergio Antelo en “Los Cambas: Nación sin Estado”, pero tampoco dudamos que la identidad de nuestro pueblo es nuestra herramienta de lucha por nuestra autodeterminación.

Mirando hacia el V Centenario del Proyecto Cruceño, hoy también debemos preguntarnos cuál debe ser nuestra propuesta para nosotros mismos, un pueblo que se formó en la frontera más lejana del continente –y una de las más apartadas del mundo- con la unión de las herencias nativas y venidas, esas herencias del Gran Grigotá, del Gran Paitití, del Gran Moxos, de la Gran Amazonia y de lo criollo, y que busca plantear la unión de los pueblos del continente.

Y es que llevamos siglos con el sueño cruceño de la búsqueda de una unión más perfecta, no entre dominados y dominantes, si no entre semejantes. Buscamos revertir ser la frontera más lejana y convertirla en un horizonte de integración basada en el respeto, el amor, la libertad, la solidaridad, el emprendedurismo, la franqueza, la nobleza, la modernidad y la cooperación mutua sean los principios y valores de nuestra nación construida sobre la ética y no sobre las razas y etnias que plantean los neo-colonialistas del nazismo andino.

El nacionalismo moderno es una serie de conductas políticas orientadas hacia determinados objetivos políticos: la demarcación del sistema de gobierno, el diseño de sus fronteras físicas, humanas y culturales (R. Brubaker). Manteniendo el concepto de modernidad, el Estado moderno, al igual que la economía, debe ser concordante con la flexibilidad del cambio y el crecimiento, permitiendo a los ciudadanos la movilidad social y la prosperidad, no basados en condiciones o gremios, si no en la potencialidad del individuo que ejerce sus derechos como ciudadano.

Esto solo se logra mediante un grado de educación general, desde la escuela cruceña y supervisada desde la academia cruceña. Es vital desarrollar la capacidad de comunicarnos bien entre nosotros, por ello cobra relevancia una lengua normalizadora y la estandarización lingüística. Es decir, el habla cruceña es donde debemos empezar la escuela y el estado cruceño debe proteger esta escuela, como bien lo plantea Gellner.

El siguiente elemento es la seguridad de nuestro patrimonio. Precisamos dotarnos de los medios materiales y humanos para salvaguardar nuestro monte. Una fuerza formal de guardaparques es necesaria para asistir al Jichi que ha venido batallando solo frente a las arremetidas de invasores y avasalladores, sea que quieran nuestro territorio para soya o para coca, no podemos seguirle permitiendo a los traficantes la destrucción de la herencia de nuestras futuras generaciones. Lo demás es burocracia, es definir a qué hora sale o llega un tren, como lo establece Weber. Eso sí, precisamos limitar el Estado y analizar en profundidad formas de gobierno parlamentaristas, proyectando la abrogación de este Estado en un futuro no muy lejano.

Una vez nuestra región se dote a sí misma de su propio Estado, deberemos tener la ingeniería legal e institucional del complejo ensamble con el Estado plurinacional y con las demás regiones que quieran dotarse a sí mismas de sus propios Estados. Requerirá de muchísima inteligencia constituir los pactos y acuerdos de los Estados que se unirán, ya no como dominados y dominantes, si no como semejantes. Esto podrá ser el final de una revolución inconclusa que empezó en 1810 y que continúa hasta nuestros días, donde la tiranía colonial fue simplemente reemplazada por tiranías de las oligarquías locales bajo la bandera del unitarismo, sin permitir formas de gobierno modernas. Esta debe ser nuestra propuesta al continente, donde muchos pueblos hermanos sufren lo mismo que nosotros.

Rolando Schrupp / Ciudadano Cruceño


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