Opinión

El estado de la democracia

28 de junio de 2020, 3:00 AM
28 de junio de 2020, 3:00 AM

Con el título “El estado de la democracia en el mundo y en las Américas 2019”, el Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral, sostiene que no ha habido un momento en la historia moderna, o por lo menos desde la década de 1930, en que se haya cuestionado más el valor, la viabilidad y el futuro de la democracia. El informe reconoce que si bien en las últimas cuatro décadas, la democracia se ha expandido favorablemente a escala mundial, los años recientes se han visto marcados por declives en la calidad de la democracia.

La erosión de la democracia ocurre en distintos entornos y contextos. Las nuevas democracias son, a menudo, débiles, frágiles y experimentan descensos en las libertades civiles, restricciones a la sociedad civil y limitaciones a la libertad de expresión. Los retrocesos democráticos modernos ocurren desde el interior del sistema democrático, a través de reformas legislativas y constitucionales y de decisiones políticas tomadas por mayorías democráticamente elegidas.

El retroceso democrático coincide con el ascenso de políticos y movimientos populistas, que atraen a votantes insatisfechos en medio de las crecientes desigualdades sociales, la corrupción, la migración en masas, el desempleo y la precarización del trabajo, y el aumento en la digitalización y su impacto sobre las estructuras del mercado laboral. Sin embargo, el informe llama la atención en el sentido de que la retórica y práctica populista no sólo supone (en la realidad) debilitar a las instituciones, sino buscar su utilización perversa para controlar el poder y ejercerlo autoritariamente.

La predisposición inherente a un poder ilimitado convierte al populismo en una amenaza para la democracia y la convivencia pacífica. Las democracias pueden fracasar en manos no ya de generales, sino de líderes electos, de presidente o primeros ministros que subvierten el proceso mismo que los condujo al poder. La paradoja trágica de la senda electoral hacia el autoritarismo es que los populistas utilizan las propias instituciones de la democracia de manera gradual, sutil e incluso legal para liquidarla (los líderes del denominado socialismo del siglo XXI, encarnan en primer lugar esta amenaza).

El informe sostiene que uno de sus principales hallazgos es que la democracia no siempre ha producido los resultados sostenibles y prósperos que muchos esperaban. Varios gobiernos democráticamente electos no han logrado reducir sustancialmente la corrupción, mejorar la igualdad de género, reducir las desigualdades sociales, políticas, económicas, y producir un crecimiento económico. La investigación advierte que en la lucha contra la corrupción, se requiere determinación y que se cumpla la ley. Es necesario reducir las desigualdades socioeconómicas. El fortalecimiento de las instituciones, tanto judiciales como de otros tipos, también resulta esencial para la salud de la democracia.  

Sin embargo, El estado de la democracia en el mundo pone de manifiesto que, con ciertas excepciones, la mayoría de los regímenes híbridos que juegan con el autoritarismo, y los regímenes no democráticos, por lo general, no han resuelto los grandes problemas vinculados a la pobreza y condiciones de vida de la población. En cambio, la democracia siempre ofrece mejores oportunidades políticas, económicas y sociales, y tiene la capacidad de reinventarse.

Lo cierto es que a estas alturas, poco se atreven a discutir seriamente el principio de que el poder último de decisión en materia política corresponde al pueblo en su conjunto, y la democracia se ha convertido en una palabra honorable que todos invocan, aunque no la conciban ni la practiquen de la misma manera. La democracia significa que el pueblo tiene el legítimo derecho de aceptar o rechazar a las personas que han de gobernarles. En fin, la historia de la democracia está llena de pequeñas miserias humanas, de imperfecciones, de frustraciones, pero la historia del fascismo, del comunismo, de los totalitarismos, es sencillamente un horror.

                                                                                     *Jurista y autor de varios libros.

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