15 de diciembre de 2021, 5:00 AM
15 de diciembre de 2021, 5:00 AM

Federico Nietzsche, El Filósofo, nace en Rocken (Prusia), el 15 de octubre de 1844, muriendo en Weimar en 1890.

Más de un siglo desde la partida del Filósofo, su obra cada día, experimenta renovada validez, estudios y comentarios. Es necesario hacer notar que muchas de sus ideas fueron totalmente tergiversadas por políticos de turno, como si el filósofo fuera el precursor de regímenes totalitarios que nada de bueno han legado a la humanidad. El tiempo y la adecuada recolección de sus trabajos probó, indudablemente que solo era un mito creado por falsos ideólogos. El Filósofo estaba muy por encima de todo eso, su meta era la constante superación del ser humano, a través de su propia fuerza de voluntad.

El Filósofo centra su atención en lo que se ha venido a denominar como la doctrina del “vitalismo”, rompiendo totalmente con las viejas tablas o antiguos valores morales, que él consideraba que en lugar de haber transformado al ser humano en algo mejor, lo habían corrompido. La vida es el principal valor y su objetivo, elevarla hasta las alturas, más allá del bien y del mal.

El filósofo, propone y enseña que el ser humano es algo que debe ser superado y la única forma de hacerlo es creando. El superhombre o mujer es el sentido de la tierra.

El Filósofo nos muestra las tres transformaciones por las que el humano debe atravesar, bajo la analogía de la transformación del espíritu, en el camello, el león y el niño.

El camello es aquel que todo lo carga, lo soporta, pero llega el momento en que se interna en el desierto (es decir dentro de su propio ser), donde se opera la segunda transformación, la del camello en el león, ansioso de mandar y conquistar su propia libertad, decidido a luchar y emanciparse de sus fantasmas y terrores internos, llegando a un refinamiento de la voluntad, que sea capaz de decir “yo quiero”. Por último ocurre la transformación del león en el niño. Es el niño inocencia, olvido y nuevo comienzo y un santo decir sí a la vida.

Dondequiera que hay vida, existe la voluntad de poder y no solo de vivir, sino, también voluntad de dominar, ya que la vida aumenta cuando somete al medio que la rodea; Debemos convertir nuestras debilidades en fortalezas

No es nuestro origen lo que nos ennoblece sino nuestras metas, las que han de ser nuestros títulos de honor y que nuestros pies jamás descansen en tanto nuestra voluntad deba ir más allá...El porvenir, dejando atrás el pasado y mirando al futuro, redimiendo todo lo que ya fue.

La teoría o doctrina del ETERNO RETORNO: Supone que todo vuelve, todo es cíclico, desde nosotros como individuos, nuestras circunstancias y, el mismo universo. Volver a las cosas que uno añoraba o abandonó. Si bien este eterno retorno no siempre era o es satisfactorio, ya que podríamos encontrarnos con que lo que tanto ansiábamos que vuelva, ya no era igual o ya no tenga el valor que internamente habíamos sacralizado mientras esperábamos.

Todo se integra, se desintegra y vuelve a reintegrarse en un infinito de veces.

El Filósofo ha sabido erigirse como el gran maestro del “aforismo” y que consiste en decir en unas pocas palabras o sentencias pensamientos profundos, que para otros requerirían libros enteros.

“La lucha es el alimento que hace fuerte al alma”.

“una voluntad constante acaba por prevalecer sobre todos los azares”.

“Si deseas el reposo, entonces cree; si deseas la verdad, empieza a buscarla.”

“Por mi amor y mi esperanza, te conjuro a que no arrojes al héroe que hay en tu alma; cree en la santidad de tu más alta esperanza.”

“Debes exaltar la fuerza, no la brutalidad; la expansión, no la agresión.”

“Mi doctrina reza así: Vive de modo que desees volver a vivir; tu vivirás otra vez.”

“Para toda especie de herida y daño, el alma inferior está mejor constituida que el alma noble”.

“El que vuela más alto es el más odiado”.

“El gusano pisoteado se retuerce. Esa es su sabiduría. Haciendo esto disminuyen las probabilidades de ser pisado nuevamente. En el idioma de la moral, a esto se le llama humildad”.

“Aquello que no me mata me hace más fuerte”.

Agustín Saavedra Zambrana es Abogado

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