16 de marzo de 2023, 4:00 AM
16 de marzo de 2023, 4:00 AM


De manera simplista -que no es simplona-, la historia de la humanidad es la lucha por tener el poder de mandar sobre los demás. A partir de ahí, se manda primero en la familia, luego en el barrio, la institución, la sociedad… el país. Cuando ya ni eso alcanza, entonces se invade otros países.

Encontramos esa búsqueda en todas las civilizaciones, sin excepción. En el pasado se justificaba mediante el derecho divino; ese que creían tener ciertas familias para gobernar por siempre, mediante la sucesión hereditaria. Moría el rey y le sucedía su hijo. Incluso ese derecho dio lugar a conspiraciones motivadas por la ambición, ya que fueron muchos los casos de asesinatos en las familias en el afán de direccionar la sucesión.

En nuestros tiempos, la monarquía es un adorno caro en los países que la mantienen. Ahora se habla de democracia, pero solo se habla. La verdad es que nos gobierna una élite de personas que, primero, nos han hecho creer que existe algo llamado democracia y, después, que la ejercitan, cuando esto último es muy distinto.

El MAS no es la primera agrupación política de Bolivia en buscar la permanencia en el poder. La diferencia entre esta y las otras es que ha tenido más éxito, por cuanto llegó a gobernar casi 14 años ininterrumpidos, todo un récord en nuestra historia.

Su plan original era gobernar 50 y, como se estropeó, ahora se vengan de quienes interrumpieron su goce del poder, pero esa es otra historia.

Lo cierto es que el MAS es el que mejor ha instrumentalizado la democracia para quedarse gobernando: ha cooptado la mayor cantidad posible de grupos humanos, llámense estos ayllus, centrales agrarias, sindicatos, federaciones, etc.; y los ha incorporado a su estructura ofreciéndoles prebendas. Por eso es que vamos a encontrar a dirigentes o representantes de esas organizaciones en distintos cargos, sea electivos o de libre nombramiento, sin siquiera tomar en cuenta la preparación que se necesita para ello.

¿Por qué se están peleando ahora? Porque no hubo acuerdo en la repartija en las últimas elecciones subnacionales. Pongo como ejemplo a Potosí, donde la pugna se visibiliza mediante bloqueos ejecutados por “evistas”, porque aquí hubo todo un enredo para elegir al candidato a gobernador. Todos tenían uno, pero se impuso el “jefazo”, que puso al suyo, y, a partir de ahí, comenzaron las divisiones.

Ahora se ha llegado a un punto en el que ya no se tiene que elegir candidatos subnacionales, sino nacionales. Está en juego el premio mayor, la silla presidencial, pero, así como Evo quiere volver, Lucho se quiere quedar.
El gran detalle es que esta pugna no solo está evidenciando la existencia de dos grupos, sino que existen otros como, por ejemplo, los ayllus y las organizaciones de campesinos, que no son lo mismo.

Otra semana podemos hablar de eso. El hecho es que el MAS tiene uno de los nombres más adecuados para su organización: es un instrumento, pero no precisamente para la soberanía de los pueblos.

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