Es considerado una especie cuya conservación y la de su hábitat beneficia a otras especies

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3 de diciembre de 2022, 19:00 PM
3 de diciembre de 2022, 19:00 PM


El 29 de noviembre de 2018, en la Conferencia de las Partes del Convenio de Diversidad Biológica, se declaró y celebró el primer Día Internacional del Jaguar. Esta celebración no solo es una muestra simbólica de la relevancia que posee esta especie para el mantenimiento de la biodiversidad, sino también un compromiso de todos los países en sumar esfuerzos para la protección de este gran felino.

El jaguar es el tercer felino más grande del planeta y el más grande de América. Es considerado una especie cuya conservación y la de su hábitat beneficia a otras especies y favorece la provisión de servicios ecosistémicos. 

El rango del felino aporta a la captura de CO2 en un 12%. Dada su extensa distribución, es un bioindicador pues su presencia da cuenta del estado de salud de los ecosistemas. Mantener a las poblaciones de jaguar en un buen estado, significa que pueda desempeñar su rol en el control poblacional de otras especies, afectando positivamente en los procesos en los que participan sus presas, como la dispersión de semillas.

El jaguar (panthera onca) pertenece al género panthera, al igual que el león africano, el tigre asiático y el leopardo y es el felino más grande del continente americano.

En Bolivia
El biólogo Huáscar Bustillos afirma que los programas de educación ambiental, enfocados en la conservación específica del jaguar, son pocos, como también los artículos de investigación científica, razón por la que es importante visibilizar a la especie y difundir los roles que cumple.

El jaguar se encuentra presente en 18 países de la región y se distribuye por gran parte del territorio boliviano, no obstante, se encuentra muy amenazado en el país por una serie de presiones que han aumentado en los últimos años, como el tráfico de colmillos, los incendios y quemas, la deforestación, la expansión de la frontera agrícola, la cacería ilegal y el cambio climático. 

“En el Libro rojo de vertebrados de Bolivia, el jaguar se encuentra en la categoría de vulnerable, pero hace ya tiempo que se ha solicitado el cambio de esta categoría por el aumento de las constantes amenazas a esta especia tan icónica para Bolivia, donde existe un plan marco de protección para el jaguar (creado por el Gobierno) pero no se ha implementado”, indica Bustillos. 

“El jaguar es un bioindicador absoluto, porque se alimenta de una gran cantidad de presas y el hecho de su presencia indica un muy buen estado de conservación de los ecosistemas que habita. A escala mundial se estima una población de 64.000 jaguares y, a nivel Bolivia, un estimativo de 3.000”, agrega.
El biólogo asegura que los jaguares tienen una vida corta, en su hábitat natural suelen vivir 12 años, sin embargo, en cautiverio, pueden alcanzar los 20 años.

 Estos felinos poseen una vista seis veces mejor que la de los seres humanos por la noche, debido a que tienen una capa de tejido en la parte posterior del ojo, que refleja la luz.

“El jaguar, en términos de conservación, es catalogado como una especie ‘paraguas’ debido a que su distribución geográfica es tan amplia que, si se lo protege, numerosos animales de otras especies también estarían protegidos”, complementa. 

En Bolivia se tienen pocos estudios sobre la densidad poblacional del jaguar, pero existe uno en especial (Arispe, R & C. Venegas. 2015), que logra estimar una densidad poblacional de 3,9 jaguares por cada 100 km2, es decir, un jaguar por cada 26 km2, dato que se encuentra dentro del parámetro registrado en los bosques chaqueños y chiquitanos del departamento de Santa Cruz.

En cautiverio
Ante las constantes amenazas a las que se ven expuestos estos felinos, se considera el valor de mantenerlos en cautiverio, mientras se dan las garantías para una mayor supervivencia en su hábitat.  

Desde la creación del Zoológico Municipal de fauna sudamericana, hace 43 años, siempre ha existido, al menos, un jaguar. Uno de los más famosos fue Tesoro, el felino que, en 2002, fue capturado en la localidad de Tres Cruces, donde acabó con unas 40 cabezas de ganado y fue donado al zoológico por un poblador de la zona. Tesoro falleció en abril de 2019, aproximadamente, a los 26 años. 

Abraham Rojas, responsable de la Escuela Ambiental del zoológico, comenta que la forma en que Tesoro llegó al parque de la capital cruceña es una de las más comunes con esta especie. 

“Todo es una consecuencia de la expansión agrícola y ganadera en la región, que se establece en el hábitat de los jaguares. Ocurre especialmente con la ganadería, ya que las estancias obligan a los jaguares a desplazarse, luego vuelven a buscar comida y, donde antes estaban sus presas naturales, ahora se encuentran con vacas y chanchos. Entonces, el dueño de la estancia le pega un tiro. Algunos se salvan, a otros los capturan, los rescatan y otros terminan con su cuero colgando y sus cachorros abandonados”, asegura Rojas. 

Actualmente, en el zoológico, hay tres jaguares, que llegaron en esas condiciones. 

Rojas explica que, cuando se recibe un jaguar, se procede como con cualquier otra especie. “La norma dice que la entidad encargada del decomiso y rescate es la Gobernación, a través del Centro de Atención y Derivación de Fauna Silvestre en Bolivia (CAD), que fue creado con el propósito de atender a animales silvestres en cautiverio y que requieren de un proceso de recuperación”, añade.

Tráfico de colmillos

En febrero de 2018 se destapó el caso del tráfico de colmillos de jaguar en territorio boliviano, a manos de ciudadanos chinos. La noticia, que tuvo repercusión internacional, daba cuenta de 185 colmillos de este animal, que fueron secuestrados, tras un operativo policial en Santa Cruz, cerca de la zona de La Ramada, donde fueron arrestados dos chinos, que fueron condenados a tres y cuatro años por este delito. 

La pareja fue arrestada en un restaurante de pollos, luego de una denuncia hecha por un ciudadano, que observó que en el local había un letrero que decía: “Se compran colmillos de jaguar”. 

El delito por el que se los acusó fue destrucción y deterioro de los bienes del Estado y la riqueza nacional. A las audiencias asistieron activistas y autoridades departamentales de medioambiente.


EL DEBER denunció este tráfico en el reportaje"Los colmillos de la mafia", escrito por Roberto Navia, que ganó el premio Rey de España, junto con un equipo del diario, que participó en la elaboración del trabajo audiovisual y digital.
Hasta 2014, el tráfico de colmillos era parte de una red que operaba por poblaciones de Santa Cruz, Beni, La Paz y Pando, cercanas a selvas y parques naturales donde mora el animal.

El jaguar estaba siendo perseguido por una red de traficantes chinos, en coordinación con bolivianos, para enviar los colmillos al mercado asiático, donde se cotizan a precio de oro, ante la fama de que, supuestamente, aumenta la potencia sexual de los hombres y cura enfermedades que la medicina no puede aliviar. 

Los colmillos también son apetecidos por el mercado de las vanidades. En China, y en otros países de la región, ostentan los colmillos en el cuello como símbolo de estatus, fuerza y poder. 

En marzo de 2021, el Museo de Historia Noel Kempff Mercado recibió los colmillos de jaguar que fueron secuestrados a los dos traficantes chinos, en una audiencia pública desarrollada en el Palacio de Justicia.

El problema continúa
Desde enero de 2019 no se han realizado incautaciones. Tampoco se escuchan anuncios en radios rurales. Pero la falta de decomisos puede indicar simplemente que hay nuevas modalidades de tráfico o que falta monitoreo.

“Con la pandemia todo se paró”, asegura, en un artículo de la BBC, Enzo Aliaga, que dirige la Dirección de Biodiversidad y Áreas Protegidas del Ministerio de Medio Ambiente y Agua de Bolivia (Dgbap).

“Sabemos que el tráfico continúa. Solo en 2020, desde la Dirección de Biodiversidad, se tienen más de 600 animales incautados o rescatados del tráfico, principalmente aves. Más bien los traficantes aprovecharon que no había controles en los pasos fronterizos”.

Aliaga cree que el tráfico persiste también en el caso del jaguar. “Se ha abierto un mercado y se ha visto que es muy lucrativo. Se detectó que ya se está hablando de la pasta negra, un método utilizado en China para hervir todos los huesos y venderlos con fines curativos. Ahí ya no se puede determinar ni el ADN”, afirma.

Otro gran problema son los incendios. “Los jaguares están sobreviviendo apenas ante esas circunstancias tan adversas. La gente les tiene miedo y los mata. La presión sobre el jaguar se ha vuelto muy, muy fuerte y me temo que sigue”, concluye Aliaga.