21 de noviembre de 2022, 4:05 AM
21 de noviembre de 2022, 4:05 AM


Luis Arce Catacora está jugando a ser malabarista, pero un malabarista suicida, porque tiene en las manos y en el aire, tres dinamitas con las mechas prendidas: el censo, la crisis económica y su ruptura con Evo Morales.

Se lo nota descuidado, o inexperto, porque estuvo más de una vez a punto de perder alguna de las dinamitas, en momentos dramáticos que fueron disimulados solamente por la propaganda y las noticias de las otras dos dinamitas.

No se sabe cuál de las dinamitas tiene la mecha más corta, pero eso casi no importa porque el resultado final será el mismo, cualquiera sea la carga que estalle primero.

La carga mayor la tiene el cartucho de la crisis económica, pero el malabarista no parece saberlo, como si confiara que esta vez también, como ocurrió en 2008, fenómenos externos vendrán a sacarle las castañas del fuego.

No sabe que China, que entonces provocó el boom de los precios de las materias primas cuando él no sabía qué hacer con la economía, ahora no solamente no ayuda, sino que alimenta el desastre.

Los chinos que han invadido Bolivia, convencidos de que el “proceso de cambio” creó un Estado fallido, ahora son una de las causas para la indignación de los bolivianos, por las cosas que están haciendo en los lugares donde explotan el oro.

Este malabarista ha manejado la dinamita del censo con casi displicencia, dejando en manos de los policías serviles y perversos la protección de los grupos de choque enviados a Santa Cruz para cometer tropelías, lo que también fue un descuido.

Olvidó este aprendiz de malabarista que él está jugando a la política, con presuntas intenciones de repostularse, y que su actitud en Santa Cruz lo estaba mostrando como un dictador desalmado que, por supuesto, no podrá esperar los votos de nadie.

Lo que refuerza la sospecha de que, en realidad, a los masistas no les importan los votos de la gente, sino los resultados ficticios que arroja el fraude. Ellos prescinden de los votantes.

Y, por último, está el cartucho de su ruptura con el cocalero Morales. Esta dinamita es la más descuidada. No se ha percatado que si él apuesta por romper con el MAS y cobijarse bajo las siglas del PS-1, tendría que saber si su cobijo tiene o no personería jurídica, que no la tiene.

Todo el aparato de propaganda de Morales ha decidido llamar “traidor” a Arce, algo que quizá no sea tan negativo para su imagen, dado el repudio de la gente hacia el cocalero.

Es probable que el malabarista termine mal, por angas o por mangas. Su aporte al país habrá sido haber mostrado la magnitud del desastre que puede causar el MAS.

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