Opinión

El MAS sin barbijo

15 de enero de 2021, 5:00 AM
15 de enero de 2021, 5:00 AM

Esta semana el Movimiento al Socialismo (MAS) ha dado preocupantes patadas de ahogado a través de su emblemático jefe, el ex presidente fugado, y Juan Ramón Quintana, quien fuera su ministro de la Presidencia.

El escenario ha sido el Chapare, en un encuentro de candidatos a las elecciones subnacionales de marzo, que tuvo varias características particulares. La más importante: participaron varios dirigentes de la vieja guardia del MAS que dirigieron algunos ministerios hasta noviembre de 2019, pero no estuvieron los dirigentes del Pacto de Unidad (especie de alianza de las llamadas organizaciones populares que adhieren al MAS) que los culpa de ser responsables de la fuga del exmandatario por lo que exigieron que ninguno ocupe algún puesto de importancia en la gestión del presidente Luis Arce. Adicionalmente, destacó que el evento se realizó en una instalación con sillas fijas.

Se pronunciaron varios discursos, algunos de los exministros, ahora desempleados. Pero, dos fueron los más destacados. El del ex presidente fugado que presentó a Juan Ramón Quintana como el ideólogo del MAS, convocó a los asistentes a cuidar a los primeros mandatarios… y luego comenzó a toser. Y el de Quintana, que tuvo la virtud de quitar el barbijo democrático que el MAS se puso en la campaña electoral pasada para confundir al electorado.

De acuerdo con las crónicas periodísticas del evento, Quintana asumió el papel de revivir el culto al caudillo, con expresiones como ser “el líder más importante de América Latina (…) y puede insertar a Bolivia nuevamente en el circuito de las disputas hegemónicas globales”; el líder que “necesitamos, y lo necesitamos para muchos años, lo necesitamos por mucho tiempo y necesitamos que conserve su salud. Que conserve la vitalidad de sus ideas, la precisión de sus reflexiones”.

Hecha la alabanza (no hay ninguna crónica sobre quién amarró los guatos del líder ese día), retomó nuevamente su veta necrofílica al estilo de cuando en 2008 pidió “cavar más profundo la tierra y enterrar al prefecto (Leopoldo Fernández), para que nunca más salga de este entierro” y sugirió el epitafio: “Prefecto, que en paz descanse y conviva con los gusanos”.

Bajo esa visión, arremetió contra los dirigentes que plantean una renovación del liderazgo en ese partido y les advirtió: “Estoy escuchando con asombro y tomo nota de algunas expresiones, de que algunos compañeros han cumplido su ciclo, que se tienen que ir y tienen que jubilarse”. “Ninguno de ustedes estaría sentado acá si el compañero Evo no hubiera dado su vida por este país”, asegurando que “algunos compañeros que quieren tomar distancia del compañero Evo, antecitos de morirse se van a arrepentir de eso”.

También aseguró que no hay que pelearse internamente para ser capaces de enfrentar “a la derecha, a ese imperio caduco, a ese cadáver político que cada día pierde poder y prestigio”.

De acuerdo con las crónicas del evento no faltó el ataque a los “voceros del imperio y dinosaurios a los expresidentes Jorge Tuto Quiroga, Carlos Mesa, al excandidato Samuel Doria Medina y al exprefecto y exalcalde de Cochabamba, Manfred Reyes Villa”, a quienes nos “toca darles una cristiana sepultura en estas elecciones”.

El año 2007, escribí un artículo en La Razón que titulé “¿Con el testamento bajo el brazo?”, en el que comentaba unas declaraciones amenazantes del entonces ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, que me recordaron aquella advertencia hecha por el excoronel Luis Arce Gómez, en la dictadura del exgeneral Luis García Meza: “A todos los elementos que contradigan al decreto ley tienen que andar con el testamento bajo el brazo, porque vamos a ser taxativos. No va a haber perdón”…

En fin, no parece ser casual que todo esto se haya dicho antes de la fecha en la que se recuerda la entronización del ex presidente fugado en Tiahuanaco…

Lo que parecería que falló es que el líder se contagie el coronavirus y, recuperando también una cualidad de los nuevos dirigentes populistas del mundo (Trump incluido), mienta afirmando que no estaba enfermo y se trataba de una noticia falsa o de malos deseos del imperio y la derecha. Lamentablemente, se trata de una información verdadera.

Gajes del oficio que, en este caso, reconfirman que el MAS oficial se quitó el barbijo y se presenta como lo que siempre ha sido…



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