Opinión

El Moisés político

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30 de enero de 2020, 3:00 AM
30 de enero de 2020, 3:00 AM

César Mauricio Larraín M. -  Economista​

La Biblia, narra una historia interesante, sobre un pueblo que buscaba salvación y que vivió esclavizado por más de 400 años, bajo el mismo sistema de gobierno y control autoritario sobre las personas.

El pueblo de Israel, fue utilizado para proyectar el poder soberano de un reino, el cual no escatimó en manejar todos los poderes para obtener tal fin.

De acuerdo a las escrituras, en el libro de Éxodo, Dios hace un llamado a un hombre, que sería la herramienta para liberar a ese pueblo de la esclavitud, su nombre Moisés. Este, se enfrentó a un rey lleno de gloria y poder, el mismo que contaba con un sistema político-militar que abrumaba a cualquier nación.

Pero con la ayuda de Dios, claramente, logró liberar al pueblo de Israel como era el propósito, mas Moisés en el camino, hacia el lugar donde se iba a establecer como líder de ese pueblo, se equivocó en cumplir un mandato, y por tanto su liderazgo concluyó antes de lo previsto.

Moisés había demostrado en su humanidad que tenía también equivocaciones, a pesar de ser un salvador y líder reconocido.

Lo mismo, vivimos en nuestra época electoral, buscando a un salvador político, a un Moisés, uno que erradique la corrupción, sea íntegro, de una sola palabra, el cual debe cumplir con todas las peticiones a cabalidad, en otras palabras un político perfecto, olvidándonos que el único perfecto es Dios.

El ser humano falla, los candidatos fallan, tienen sus defectos, si no es así, entonces tiremos la primera piedra.

Como ciudadanos, exigimos más a los que están en la palestra pública, y es nuestro deber, porque quieren representarnos, pero nosotros también ¿Nos exigimos cambiar cada día a para ser mejores? ¿Somos autocríticos? ¿Nos seguimos pasando la luz en rojo? ¿Seguimos golpeando a nuestras parejas? ¿Reclamamos sin crear soluciones? ¿Trabajamos en una entidad pública y seguimos tratando mal a la gente?, yo creo que también podemos fallar y cambiar de actitud.

Humanamente, podemos hasta votar erróneamente, por uno de los tantos candidatos que existen hasta el momento, pero y ¿Si nos dirigimos a Dios y pedimos sabiduría de lo alto para elegir?, ¿No creen que sería más fácil nuestra carga?

Los candidatos pueden prometernos hasta un colchón lleno de dinero para cada boliviano, pero el único que conoce las verdaderas intenciones del corazón de los candidatos, es Dios.



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