Opinión

El ocaso de una visión de ciudad que no incluye a la gente

17 de mayo de 2021, 5:00 AM
17 de mayo de 2021, 5:00 AM

Asistimos al ocaso de una visión unilateral de la ciudad como mera estructura física, que no toma en cuenta que la ciudad es sobre todo su gente. Es un sistema social urbano, en el que se debe relacionar adecuadamente el espacio físico con el espacio social de convivencia. Ese equilibrio, que debe ser logrado por las autoridades, es el que la gestión municipal no ha logrado, manteniendo los paradigmas ingenieriles de la Santa Cruz de los años ´60.

Nadie en su sano juicio puede sostener que no sea importante ejecutar obras urbanas, así como nadie debería sostener que lo único que cuenta son las obras. Construir una ciudad para la gente implica entender que la ciudad es un organismo vivo, que tiene una estructura física, importante por cierto, pero tan importante como esa estructura es su organización y funcionamiento. Al límite una ciudad puede mantener su estructura física intacta, pero estar ya colapsada en su organización y funcionamiento. Ser una ciudad muerta.

En la década de los ´50, desarrollo urbano significaba tener agua, luz, alcantarillado y pavimento. Pero continuar hoy con el discurso de que hacer ciudad es construir infraestructura y equipamiento, es persistir en una visión limitada que ahonda los problemas y baja la calidad de vida. Ese enfoque implica ver solo el 50% del tema, sin percibir el otro 50%. Es, como nos enseñaban en la escuela al desarrollar un teorema “una condición necesaria mas no suficiente”.

La mera construcción de obras sin planificación, priorización ni participación de la comunidad, no garantiza el funcionamiento eficiente de esos servicios, ni el acceso equitativo de la población a ellos, ni su sostenibilidad social y ambiental. La realidad nos muestra muchas obras que no mejoraron la calidad de vida de los ciudadanos.

Es fácil evidenciar que las nuevas ideas y visiones sobre lo que debe ser la ciudad, como espacio de producción material, de reproducción y de socialización humana no van a surgir solo de las anquilosadas burocracias públicas. Esas ideas están surgiendo en la sociedad civil, en nacientes movimientos ciudadanos sobre todo de jóvenes que, apoyados en las redes sociales y al margen de la politiquería, plantean ideas y visiones que deberían ser escuchadas. Quieren ejecución de obras útiles, debidamente priorizadas y consultadas, es decir planificación y no improvisación, quieren cultura, pero con libros y encargados, quieren árboles y grama, no palmeras y ladrillo, quieren transporte público decente, quieren poder caminar en aceras y poder cruzar con seguridad las calles, quieren una población educada, quieren, en síntesis una ciudad más humana que la puedan sentir suya.

El gobierno municipal debe hacer un esfuerzo sincero y acercarse a estos movimientos ciudadanos.

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