24 de noviembre de 2022, 4:00 AM
24 de noviembre de 2022, 4:00 AM

Juan José Jáuregui es el nombre del diputado del Movimiento al Socialismo (MAS) que se ha convertido en el muro que impide la pronta aprobación de una ley del censo que garantice el cumplimiento de los compromisos por los que luchó Santa Cruz en más de un mes de paro indefinido, esto es, que los resultados se apliquen para redistribución de escaños y circunscripciones en las elecciones del 2025 y la redistribución de recursos el año 2024.

Que Jáuregui se oponga a la aprobación de la citada ley sería irrelevante, de no ser porque el hombre es nada menos que el presidente de la Comisión de Constitución de la Cámara de Diputados, que debe tratar esa norma antes de entrar al plenario, porque así lo establecen los procedimientos legislativos.

Jáuregui viene encontrando cada día una excusa diferente para dilatar ese tratamiento. Van tres días en que su trabajo no logró avanzar un ápice. Ayer, Jáuregui asumió el papel de víctima, de agredido sin golpes, cuando la oposición que participa en esa instancia declaró el trabajo por tiempo y materia con el afán de apresurar la aprobación.

Cuando amenazaron con cerrar las puertas hasta concluir el trabajo, Jáuregui y los representantes del MAS se levantaron y abandonaron la sesión. Más tarde, Jáuregui dijo que no existían garantías y acusó al bloque de oposición de tener un ‘nivel de beligerancia’ y de no querer soluciones satisfactorias para los sectores movilizados. Ahora exige disculpas y garantías para volver a instalar la sesión.

Es decir, en un solo instante, el presidente de la Comisión que cada día posterga el tratamiento de la ley, ayer se autoproclamó defensor de la movilización cruceña por el censo. Él, que ayer citó a su Comisión al ministro de Planificación, Sergio Cusicanqui, y a la directora del censo del Instituto Nacional de Estadística (INE), Martha Oviedo, de pronto pasó a ser, en sus palabras, el que quiere una ‘solución satisfactoria’ y los de la oposición son los que no la quieren.

El verbo alcanza para todos, incluso para ese extremo de cinismo de un personaje que naturalmente no actúa solo ni por decisión propia, sino por instrucciones de sus jefes políticos del MAS.

Pero además, ¿qué más tendrían que decir el ministro Cusicanqui y la funcionaria del INE en dicha Comisión, que no se sepa hasta ahora después de un mes de inútiles gestiones e intentos de diálogo en los que participó Cusicanqui? Su convocatoria obedecía claramente a una estrategia de dilación del oficialismo político.

Los funcionarios ni siquiera necesitaron hablar porque antes el presidente de la Comisión encontró en la actitud de la oposición el argumento perfecto para suspender una vez más la sesión, como si no hubiera una región movilizada esperando que algo pase allí para levantar el paro indefinido.

Esa es la actuación del Gobierno y sus parlamentarios en contra de la sacrificada movilización cruceña: primero fueron los ministros Cusicanqui y María Nela Prada quienes junto al vocero Jorge Richter alargaron incansablemente el conflicto al convocar a una y otra reunión en la que repetían los mismos argumentos del primer día. Ahora es la instancia legislativa donde en estos días figura el nombre de Juan José Jáuregui como el gran actor de las sesiones suspendidas y los cuartos intermedios. Definitivamente este conflicto está identificando a muchos enemigos de Santa Cruz, cuyos nombres quedarán para la historia.

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