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22 de noviembre de 2024, 3:00 AM
22 de noviembre de 2024, 3:00 AM

Hernán Terrazas E.

Hay de todo en la viña del Señor, incluso encuestas retocadas que son difundidas y alcanzan una efímera veracidad, gracias a medios que, sin considerar siquiera el origen de los estudios y mucho menos su respaldo científico, los ponen en circulación. Es tiempo de Fake News, dicen, pero hay que estar atentos también a las Fake Polls, sobre todo ahora que estamos ya muy cerca de las puertas de un nuevo año electoral.

Los números van y vienen, pero la realidad continúa siendo esquiva para la mayoría de los candidatos. Las encuestas serias, que obviamente las hay, revelan que no hay un aspirante que marque una diferencia sobre los otros, sobre todo en el campo opositor, tal vez porque ninguno de los que aparecen en carrera encaje con la idea de renovación que parece figurar, todavía, aunque cada vez menos, como una de las condiciones del votante.

Los políticos, en Bolivia y en todas partes, no son como los futbolistas, que tienen su partido de despedida. Ellos piensan que siempre pueden debutar, independientemente de cuántas camisetas partidarias hayan lucido a lo largo de sus trayectorias.

Basta un repaso de la lista de nombres que aparecen en sondeos y estudios para darse cuenta de que ninguno es nuevo. Unos porque ya fueron presidentes o alcaldes, otros porque ya fueron candidatos, otros más porque desempeñaron distintas funciones públicas y uno que otro porque figura en cada proceso como un casero electoral.

Pero cada quien hace su juego, tal vez pensando que son nuevos a los ojos de la generación que solo conoció al MAS o, porque, cómo alguno dijo, la renovación no es una cuestión de edad, sino de actitud. Sin duda un consuelo o un pretexto que puede ser utilizado como parte del discurso para apurar el paso cuando surgen preguntas incómodas.

La apuesta de algunos, no del todo incorrecta, es que más temprano que tarde, el qué, la solución de los problemas, será lo más importante y la “novedad”, el quién, será determinante única y exclusivamente en la identificación del perfil más adecuado para atender las urgencias.

Algunos estudios advierten que, para los bolivianos de todos los sectores y regiones, la agenda está muy clara: sacar al MAS, estabilizar la economía y cambiar de una vez por todas el modelo.

Con matices, esta percepción sería igual en El Alto o en Santa Cruz. Hace rato que los alteños, por ejemplo, habrían concluido que el principal obstáculo para reactivar su economía es el gobierno y que solo un cambio les devolverá la posibilidad de continuar con sus negocios.

Y ojo, no es que la gente se haya ido de pronto hacia la “derecha”, ni que esté dispuesta a sacrificar derechos o conquistas – bonos, inclusión, etc.- Todo lo contrario. Se trata de mantener lo ganado, pero en un entorno que les permita, obviamente, asegurar sus ingresos. Que la gente se aleje del MAS no significa que haya dejado de lado la “sensibilidad” de izquierda.

Lo que sí esperan los votantes es que les hablen claro. Ya sabe que las cosas están mal. Espera soluciones y no solo diagnósticos. Es más,  que venga alguien y les describa la crisis les parece una falta de respeto, porque son ellos los que la experimentan todos los días en carne propia.

Unos candidatos leen mejor las cosas que otros. Algunos con la ayuda de estrategas internacionales. Incluso se dice que el ecuatoriano Jaime Durán Barba, uno de los cérebros más lúcidos de la estrategia política en América Latina, está trabajando en Bolivia desde hace algún tiempo, aunque no se sabe con quién. El propio Durán lo confirmó recién sin mencionar al “cliente”.

¿Qué es leer bien? Asumir tal vez que la demanda de cambio – adiós al MÁS y borrar el modelo - no está necesariamente relacionada con un rebrote conservador o autoritario al estilo clásico del juego de la derecha – Milei, Bukele y algún otro -, sino con la necesidad de un  líder  que sepa qué hacer para salir del pozo, que tenga la suficiente firmeza para hacerlo, pero que sea lo suficientemente sensible como para no quebrar la “cristalería” de los avances sociales.

El qué es la cuestión y quien lo entienda mejor pueder ser el elegido.




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