Opinión

El relato, como astucia política

3 de junio de 2021, 5:00 AM
3 de junio de 2021, 5:00 AM

La narrativa, como técnica para construir el relato, es un instrumento recomendado por politólogos y asesores de gestión política en el contexto de una estrategia de comunicación ciudadana. Mediante la narrativa se construye un relato que describe de manera oral o escrita un hecho, sea este real o ficticio, acudiendo a evocar acontecimientos, acompañados de argumentos persuasivos, para seducir, mediante la activación de los sentidos, aprovechando la predisposición ciudadana de procesar explicaciones y comentarios difundidos en este formato. Un relato bien estructurado, perceptible al lector y suficientemente respaldado, puede ser utilizado con relativo éxito en el proceso de alterar la realidad o de justificar el significado atribuido a una situación, cambiando, si así se requiere, el marco del contexto con el que se la presenta.

Como ejemplo de una singular narrativa, exhibida recientemente en nuestro país, se tiene la falacia de “golpe de Estado “; propuesta engañosamente para esconder lo que se supone es un “fraude electoral”, tejido con cierta anticipación en las elecciones de octubre de 2019, que pone de manifiesto la impostura de los hechos, como argumento central de un relato previamente planificado para desacreditar y modificar el verdadero propósito de la movilización popular de los 21 días, en defensa de la democracia.

El “golpe de Estado”, como simple sugerencia, acompañado de artificiosos argumentos de proceder incorrecto, no deja de ser digerible a los ciudadanos. Además, muy sugerente como incidente ampliamente publicitado, aunque como se advierte esa no es propiamente la finalidad que persigue, pues no solo se trata de modificar el objeto de una movilización de descontento popular, cuya razón no fue el de derrocar un gobierno para imponer otro, sino que en aras de preservar la democracia, se trató de tumbar un fraude sutilmente elaborado por experimentados extranjeros, contratados expresamente para operar ese 20 de octubre; “mejicanos” versados en este tipo de actividad.

Y es que el partido de gobierno no solo trató de sostener un relato sin mayor explicación, sino que a continuación se dio a la tarea de elaborar una narrativa del conflicto, con personajes y acontecimientos, desarrollada en el contexto de toda una trama pretendiendo que la concepción de “golpe de Estado” sea sólida, parezca evidente y al mismo tiempo inteligible a todos los ciudadanos.

Tal cual se construye un relato. Crearon la percepción de “golpe de Estado” como si fuese un hecho real, definiendo luego lo que querían narrar sobre este, cuidando el dejar al ciudadano la inquietud de analizar y plantear cuestionamientos que lo conduzcan a la búsqueda de la información; encubriendo sin mayor preámbulo aspectos que sin lugar a dudas son de fondo, como el verdadero propósito de la renuncia del presidente Evo Morales, del vicepresidente y de las altas autoridades legislativas, que muy bien escondían la ladina intención de provocar un gran vacío de poder.

En este relato también se encubren las aviesas intenciones de Evo de retornar al Gobierno, y es que lo incompleto de esta narrativa, para dejar en suspenso y con curiosidad al ciudadano, es adrede, ya que intencionadamente y de manera estratégica, se esconde el final o desenlace, que es precisamente cuando se debe suponer que debiera terminar la trama: “Morales y su entorno en Palacio de Gobierno”.

Lo cierto, también es, que esta movilización popular no puso gabinete ni repartió cargos, como falazmente se pretende hacer ver; la propia Constitución y las normas correspondientes incluida la jurisprudencia legal, se encargaron de llenar la ausencia de gobernante y Gobierno. De modo que lo que a posteriori sobrevino y es deplorable, es de entera incumbencia de quienes asumieron la administración del Estado. La responsabilidad penal de acuerdo al Derecho Penal boliviano, es de carácter intuito personae, en otras palabras, es “personalísima” y por lo tanto no puede trasladarse de una persona a otra.



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