Es uno de los árboles más emblemáticos de la región oriental de Bolivia. Florece cuando ya perdió sus hojas, entonces da la impresión que toda la copa cambió al color de las flores, lo que acentúa la belleza que se aprecia en casas, calles, avenidas y plazas de la ciudad

El Deber logo
23 de mayo de 2022, 8:38 AM
23 de mayo de 2022, 8:38 AM

Cuando la mayoría de los árboles de la región empiezan a perder sus hojas, una especie comienza a dar flores para adornar las casas, calles, plazas y rotondas de tonos rosados, blancos, amarillos y lila alegrando las frías jornadas otoñales.

El toborochi, nombre que recibe en Bolivia la planta del género ceiba, es un símbolo de nuestra flora, que está incluido en el escudo cruceño y es objeto central de diversas leyendas, especialmente de la cultura guaraní.

Se suele mencionar también el uso que se le dio al toborochi durante la Guerra del Chaco, cuando  los soldados bolivianos lo utilizaban como parapeto.

De acuerdo con el biólogo Huáscar Bustillos, en Bolivia existen ocho especies del género ceiva: boliviana, samauma, pentandra, publiflora, speciosa, chodatii, insignis y glaziovii.

Estas se diferencian, principalmente, por el tono de sus flores (samauma tiene una flor muy grande de pétalos dorados, mientras que ceiba boliviana posee  una flor muy llamativa de color jaspeado guindo), por su tamaño (la petandra alcanza en los bosques entre 40 y 50 metros) y por su grosor  (la speciosa y chodatii tienen una gran capacidad de almancenamiento de agua y espinas grandes).

Todas estas características del toborochi fueron explicadas en el evento denominado Toborochi lovers, que se llevó a cabo el viernes, en la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno (Uagrm), organizado por Bustillos junto al creador de la Red Ambiental de Información (Rai), Eduardo Franco Bertón, y Paula Silva, que dirige el proyecto Eramicheru Bolivia.

En la oportunidad también se habló del sentido mítico del toborochi en el oriente boliviano. “Los toborochis desde siempre han sido asociado a una suerte de mitos y leyendas de los pueblos”, asegura Bustillos.

El biólogo menciona que la palabra castellanizada toborochi proviene del besiro chiquitano. “La voz toborojihx significa ‘arbol con vientre prominente’. Los weenayhek del Chaco le llaman  yuchan y en su cosmovisión, el río Parapetí se hallaba encerrado en su tronco. Los guaraní le llaman samu’u y lo relacionan con una princesa, que cuando florece se encuentra con el colibrí. Los ayoreos lo llaman cucó y la leyenda tiene que ver con una mujer que se transforma en árbol, para escapar de la gente mala”, comenta.


Una postal del cuarto anillo en la capital cruceña muestra la belleza multicolor que ofrece este árbol.

 

Cuatro de las seis especies de ceiba que se encuentran en Santa Cruz: boliviana, speciosa, chodatii e insignis


Speciosa, el toborochi más famoso de todas las especies en Bolivia. Su flor es rosada, muy vistosa y su algodón es usado para hilar artesanías.


El biólogo Huáscar Bustillos posa delante del toborochi más viejo de Santa Cruz de la Sierra (95 años), en la plaza del cementerio