12 de abril de 2023, 4:00 AM
12 de abril de 2023, 4:00 AM


Durante el desarrollo de la humanidad, la jubilación ha sido un tema muy delicado que ha causado más de un dolor de cabeza a los gobiernos, la última protesta se dio en Francia, cuando la mayoría de la población se manifestó en contra de las reformas a la jubilación planteada por el gobierno de Macron.

Entre las reformas más polémicas está la de elevar la edad de jubilación de 62 a 64 años, así como la de incrementar las cotizaciones de 42 a 43 años, dichas reformas se dan debido al alto costo financiero que el gobierno francés debe erogar para pagar a jubilados, más del 13% del PIB, y se prevé que sin estas modificaciones el costo se incrementaría en 1,5% del PIB cada año.

Haciendo simples cálculos aritméticos, tenemos que la juventud francesa debe empezar a trabajar a sus 18 para aportar durante 43 años y poder acceder a la jubilación a los 62 años, pero esto implica que dicha juventud ¿solo deberá a dedicarse a trabajar y no a formarse profesionalmente?, si deciden estudiar alguna carrera ¿perderán 4 o 5 años en su proceso de jubilación?

El aspecto social no queda simplemente en sumas y restas de años, tiene que ver con muchos otros aspectos como ser salud, educación, estabilidad económica y social y sobre todo el avance tecnológico; sin embargo, el principal motivo que generó esta reforma fue el aspecto financiero, costos que año tras año aumentan y es un problema económico no solo para el gobierno francés, sino para los gobiernos en general.

El sistema de capitalización individual, establecido en los años 90 en la mayor parte del mundo, fracasó en su aspecto financiero pero más que todo en el aspecto social, la administración privada a través de los fondos de pensiones no logró los objetivos trazados de mejorar la renta de la mayor parte de los aportantes y peor aún la universalización de la seguridad social.

Actualmente podemos ver que la seguridad social nuevamente va encaminada a una administración estatal. En la mayor parte de Europa, los estados se están haciendo cargo de las rentas de vejez y de la seguridad social en general; pero el mejor ejemplo es EEUU, el país más privatizador, nunca privatizó la seguridad social, las pensiones de jubilación, por discapacidad y otras están a cargo de la Administración de la Seguridad Social, que es un programa administrado por el Gobierno Federal de los EE.UU.

La seguridad social, que implica la renta de jubilación, debe ser considerada como un aspecto netamente social, que evidentemente tiene su costo financiero alto, el cual debe ser muy bien administrado por los Estados; para lograr disminuir la carga en las finanzas estatales, los aportes colectivos de los trabajadores deberán ser invertidos en sectores estratégicos para lograr el mayor rédito posible y así de esta manera paliar la mayor parte del costo de las rentas.

La seguridad social y la jubilación deberán ser tratadas como derechos humanos, donde la mayor parte de la población goce de una jubilación digna, para que en un futuro nos permita ser abuelos que no sean carga económica y social para sus hijos.

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