Los recursos públicos que se destinan a la actividad llegan al 0,1% o menos de los presupuestos de las nueve gobernaciones y del nivel central. Las empresas ven que el Viceministerio de Turismo “anda perdido”

1 de noviembre de 2022, 4:00 AM
1 de noviembre de 2022, 4:00 AM


La industria sin chimenea no es una prioridad en Bolivia. La inmensa riqueza natural y cultural que posee el país no será suficiente para superar este año el millón de visitantes extranjeros, una tendencia que se origina en la pandemia, en la falta de promoción internacional, en el bajo nivel de vacunación y en los permanentes conflictos sociales.

“La pandemia y recientemente la guerra nos han afectado bastante, pero las empresas de turismo hemos sobrevivido, aunque no todas. Ahora que empezamos a reactivarnos se vienen estos conflictos”, afirmó Jaqueline Riveros, presidenta de la Asociación Boliviana de Agencias de Turismo Receptivo (Abatur).
Datos del Instituto Nacional de Estadística -procesados por el Instituto Boliviano de Comercio Exterior- muestran que la llegada de visitantes de otros países a Bolivia se mantuvo en ascenso hasta antes del primer año de la pandemia, registrando cifras por encima del millón desde 2017 hasta 2019, cuando se registraron 1,2 millones de turistas extranjeros.

Luego de ese pico, esa cifra cayó a 323.272 en 2020 y a 179.906 el año pasado, tras lo cual subió a 332.436 a julio de esta gestión.
“Si no hubiera estos problemas políticos y sociales, ya estaríamos recibiendo tantos extranjeros como antes”, dijo Riveros.

Pero las medidas de presión de las cooperativas auríferas en La Paz y las protestas por el censo en 2023 en el resto del país no son lo único que frena la reactivación del turismo en Bolivia.

Otros obstáculos identificados por actores del sector son la falta de promoción turística por parte del Gobierno central después de la pandemia, cuando todos los países están posicionando nuevamente sus destinos para atraer visitantes; la ausencia de una marca país; y un bajo índice de vacunación respecto a otros países, una variable determinante cuando un turista informado elige un destino para su próximo viaje.

Con respecto al primer punto, la presidenta de Abatur dijo: “No tenemos ningún apoyo. El Viceministerio de Turismo anda perdido. Está promocionando solo algunos atractivos turísticos a escala nacional, pero necesitamos que se venda Bolivia al mundo, no solamente Uyuni, Sucre o La Paz”.

“En 2020 y más en 2021, los países han trabajado bastante en su promoción, cosa que el Viceministerio de Turismo no hizo (...). Nos prometieron ir a unas tres ferias internacionales en esta gestión; no hemos asistido a ninguna porque indican que no hay recursos”, contó Helga Cisneros, presidenta de la Cámara Departamental de Hotelería de La Paz. 

Este medio solicitó al Viceministerio de Turismo información sobre el trabajo que realiza, pero no recibió respuesta hasta el cierre de esta edición.

El 14 de octubre, en una nota de prensa, el Ministerio de Desarrollo Productivo y Economía Plural informó que entre el 30 de septiembre y el 1 de octubre se desarrollaron diversas actividades turísticas en los municipios de Caraparí, Yacuiba y Villamontes, para promocionar el destino Gran Chaco Boliviano, “en el marco de la política de reactivación del turismo y la economía productiva, que impulsa el Gobierno del presidente Luis Arce”.

Otro aspecto que evidencia la debilidad del apoyo que pueden brindar las instituciones turísticas de los niveles central y subnacional son las asignaciones presupuestarias para el sector.
René Martínez, analista de presupuestos públicos de la Fundación Jubileo, detalló que este 2022 apenas el 0,1% de la inversión de los nueve gobiernos departamentales está destinada al turismo, una proporción que se redujo en relación a 2020 (0,4%) y en comparación con 2015 (2%).

“El turismo ha dejado de ser una prioridad, aunque consideramos que las asignaciones se van a recuperar poco a poco. El país tiene un gran potencial en este tema, pero necesita mayores inversiones”, dijo el investigador.
El Presupuesto General del Estado 2022, de igual forma, destinó al turismo apenas el 0,019% de los $us 5.015 millones de inversión pública planificados para esta gestión, es decir, $us 1 millón.

“El Gobierno no reconoce ni da valor al sector”, subrayó Marco Mercado, presidente de la Asociación Boliviana de Agencias de Viaje y Turismo (Abavit). No se reconoce que “la promoción turística no es un gasto, sino una inversión para captar divisas del turismo extranjero”, precisó.

Otros elementos que demoran la reactivación del sector son el excesivo control del Gobierno a los visitantes extranjeros; la falta de conectividad aérea local, nacional e internacional; la falta de seguridad para los visitantes; y la situación política en Perú, uno de los principales distribuidores de turismo en la región, indicaron Mercado y Cisneros.

Escasa oferta aérea

Para el extranjero, es “un desafío” llegar a Bolivia, por la poca oferta de vuelos que hay, sostuvo Javier Giles, director de Operaciones de Marriott Santa Cruz de la Sierra, una de las regiones donde mejores resultados ha mostrado la actividad turística.

“Santa Cruz tiene mucho potencial y está conectado con capitales que son grandes emisoras de turismo, eso ayuda; pero necesita buenos lugares de exposición, infraestructura y buenas compañías de transporte. Es una ciudad que tiene margen para crecer y ese es un trabajo en el que todos deben poner su grano de arena, porque lo importante es que se posicione el destino, no solo una cadena, sino todos. Hay margen para crecer y esperamos que haya políticas en ese sentido”, dijo el ejecutivo. 

Entretanto se den estas políticas locales y nacionales de incentivo al sector, las empresas privadas del país continúan con su cruzada para mantener funcionando la industria sin chimeneas.
“Bolivia nunca le ha dado mucha importancia al turismo. Si el sector está ahora de pie es porque las empresa privadas promocionamos al país en la región, en Europa y Asia, sin apoyo del Gobierno central, lo que implica bastante presupuesto”, dijo Rivera.

“Es importante ver qué deseamos como país en turismo con un plan a corto, mediano y largo plazo. A la fecha, vemos acciones para tapar huecos, sin planificación ni impacto real”, agregó Cisneros. 

“El turismo es un sector que genera mucho trabajo sin mucha inversión, pero en Bolivia no vemos eso. Seguimos apostando por lo de siempre: el extractivismo”, aseveró la hotelera.