Sector exportador advierte que los bloqueos afectan la sostenibilidad de la actividad económica de las empresas, deterioran la imagen país y ponen en riesgo inversiones, empleos y la reactivación

14 de diciembre de 2021, 8:30 AM
14 de diciembre de 2021, 8:30 AM

En el país se registraron 818 conflictos de enero a octubre de la presente gestión, un promedio de tres conflictos por día, según los datos de la Fundación UNIR-Bolivia. El primer mes del año despegó con 73 conflictos (un 75% de los cuales fueron nuevos y 25% se arrastraron de meses anteriores), cifra menor a la del mismo mes de 2020 (100) cuando aún no se había manifestado el covid-19 en el territorio nacional.

En dicho mes, según UNIR-Bolivia, los conflictos por problemas económicos representaron un 42% de todos los casos (el 23% en demanda de apoyo para cubrir necesidades básicas y un 19% por temas laborales). Un ejemplo es la movilización de los transportistas, apoyados por otros sectores, para exigir el diferimiento del pago de créditos debido a su incapacidad de cubrirlos por la disminución de sus ingresos.

Abril fue el mes más conflictivo en los últimos 16 meses. Se reportaron 102 conflictos (un 75% de los cuales son nuevos y el 25% surgido en los meses anteriores. Los conflictos por problemas de gestión institucional, los vinculados con la provisión de servicios públicos y referidos a medidas legales representaron un 12% del registro. Los departamentos del eje concentraron la mayoría de los conflictos.

En mayo (60) y junio (58) se redujo la cantidad de conflictos por la tercera ola del covid-19. A deducir de UNIR Bolivia, la cantidad de conflictos disminuyó debido a la fuerte incidencia de la tercera ola de contagios de covid-19, que colapsó los hospitales de Cochabamba, Oruro, Potosí, Santa Cruz, Chuquisaca y Tarija y obligó a adoptar medidas de restricción en la circulación.

En junio, los conflictos por temas económicos fueron predominantes, especialmente por demandas para cubrir las necesidades básicas y también por cuestiones laborales. Los conflictos por la prestación de servicios públicos fueron fundamentalmente demandas al Gobierno central y a los municipales para que resuelvan los problemas de escasez de medicamentos y oxígeno por las que atravesaron los centros de salud.

En octubre-corresponde el último recuento estadístico- UNIR Bolivia registró 78 conflictos en el país (de los cuales un 78% son nuevos y un 22% corresponden a demandas de meses pasados. De la variedad de casos registrados, el conflicto en rechazo a la Ley 1386 de Estrategia Nacional de Lucha Contra la Legitimación de Ganancias Ilícitas y el de Adepcoca por el traslado del mercado de coca de Villa Fátima, concentraron la atención de la población a escala nacional.

Los conflictos por temas económicos y deficiencias en la gestión institucional fueron predominantes. La conflictividad vinculada a temas legales adquirió notoriedad por el rechazo de distintos sectores de la población a la adopción de normas que los afectan. Cochabamba, Santa Cruz, Oruro y Potosí concentraron los conflictos.

Efectos en la reactivación

Los bloqueos en Bolivia son un conflicto cada vez más polarizado que juega en contra del ecosistema empresarial. Así, el gerente general de la Cámara Nacional de Exportadores de Bolivia (Caneb), Marcelo Olguín, considera que los cierres de carreteras afectan severamente las capacidades de reactivación económica, impactan negativamente a las exportaciones y la generación de empleos.

Los efectos de los bloqueos pueden afectar la sostenibilidad de la actividad económica de las empresas a nivel micro, minando la capacidad de recuperación económica y limitando la atracción de nuevas inversiones por la falta de competitividad, por el achicamiento de la actividad, por la reducción de proveedores, las pocas condiciones para generar empleo estable y por las perspectivas de crecimiento futuro sectorial o nacional.

Asimismo, se atrasan los despachos de exportación, lo que puede ocasionar la pérdida en la programación de buques, multas contractuales, la pérdida del contrato de exportación o incluso la pérdida definitiva de la relación comercial con el cliente.

En promedio, según Olguín, el país mueve carga de exportación por vía terrestre por un valor de $us 8,5 millones diarios, lo que representan un movimiento promedio de 8.500 a 10.000 toneladas de carga diaria. “Este es el movimiento de carga que se afecta a causa de los bloqueos”, anotó.

En opinión del gerente técnico de la Cámara de Exportadores de Santa Cruz (Cadex), Rafael Riva, la alta conflictividad deteriora la imagen país, impide la atracción de inversiones y no permite el desarrollo de los servicios logísticos para poder convertir a Bolivia en un eje de integración logística Este-Oeste y Norte-Sur, “ya hay proyectos de integración que están evitando el cruce por Bolivia”, observó.

Las pérdidas por bloqueos se dan a todo nivel tanto en las cadenas productivas, así como en los servicios relacionados a las mismas. Anualmente -expresó Riva-se exportan alrededor de 5 millones de toneladas de diferentes productos. Un 84% cruza la frontera por Tambo Quemado, Desaguadero, Ollague y Puerto Suárez, siendo los puntos fronterizos de mayor congestión, cuyo valor de exportaciones, sin considerar exportación por ductos, asciende a $us 5.500 millones por año.

Industriales exhortan diálogo

A decir del presidente de la Cámara Nacional de Industrias (CNI), Ibo Blazicevic, los paros y bloqueos restringen y perjudican las posibilidades de reactivación económica del sector industrial. Ambos factores, dijo que obstaculizan la circulación de mercancías por valor diario de $us 18 millones.

“El sector industrial experimenta una suerte de enclaustramiento al comercio exterior por los problemas en los puertos de Arica e Iquique, la crisis de contenedores, la sequía en la hidrovía Paraguay-Paraná, la falta de líneas aéreas de transporte de carga, etc.
Se suman los problemas de paros y bloqueos locales, lo cual limita la reactivación”, anotó Blazicevic, al exhortar a emplear la vía del diálogo para solucionar las demandas que vienen desde diferentes sectores económicos y sociales.

La Cámara Nacional de Comercio (CNC) infiere que los bloqueos y la conflictividad incrementan la incertidumbre para los inversores, obstaculizan los esfuerzos de reactivación de la economía y deterioran el clima de negocios en el país.

Normalmente, la conflictividad -deducen- genera sobrecostos para las actividades económicas en el país por concepto, entre otros, en temas de logística y transporte, lo cual repercute en la productividad del negocio y genera baja competitividad ante otros mercados.

El sector estima que por día Bolivia puede llegar a perder alrededor de $us 100 millones.

Generar certidumbre

Desde la visión del Centro Boliviano de Estudios Económicos (Cebec), dependiente de la Cámara de Industria, Comercio, Servicios y Turismo de Santa Cruz (Cainco), en cualquier parte del mundo y en todas las épocas, los conflictos sociales implican interrupciones en la actividad económica y los ingresos.

 En términos más recientes, se calcula que las pérdidas económicas por la conflictividad observada en 2019 estarían entre los $us 400 y 1.200 millones. “Por eso es conveniente que se puedan generar los espacios de diálogo para generar certidumbre y, de esa forma, promover mayor inversión, crecimiento y empleo”, puntualiza el Cebec-Cainco.

Para el presidente de la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), Óscar Mario Justiniano, todo conflicto perjudica directamente a la producción y toda afectación atenta directamente contra la reactivación económica. “Cuando una vía se corta daña a toda la cadena, el agropecuario no moviliza sus productos, el transportista no trabaja, los mercados no reciben productos, no se cumplen compromisos de exportación y la cantidad de afectados aumenta, llevando la problemática al flujo económico de los involucrados”, puntualizó.

Actualmente, en criterio de Justiniano, “vivimos en un total estado de indefensión, la lentitud y los vicios burocráticos de las autoridades hacen que los actos criminales queden impunes o demorados en el tiempo”, acotó.

Todo esto, según Justiniano, provoca pérdida de inversiones, desincentivo, falta de generación de empleos y de nuevas oportunidades de negocio.

Estiman efecto de unos $us 112 millones por paro y bloqueo

El pasado mes, con motivo del paro cívico nacional en protesta por al menos seis leyes que impulsa el Gobierno, entre ellas la Legitimación de Ganancias Ilícitas, el ministro de Economía y Finanzas Públicas, Marcelo Montenegro, estimó una pérdida de $us 112 millones por un día de paro de actividades con bloqueo de calles en todo el país.

“La Paz podría tener una pérdida, una afectación de $us 31 millones; Cochabamba, $us 17 millones y Santa Cruz, $us 33 millones, y otros departamentos entre $us 6 a 7 millones, por lo tanto es una afectación muy fuerte”, informó Montenegro, en aquella oportunidad.

El ministro calificó de aberrante que en una economía “que está en reconstrucción se haga un paro que genera una pérdida económica de aproximadamente $us 112 millones por día. Es importante que el pueblo boliviano tenga su derecho a generar su economía”, anotó.

El ministro hizo notar que los sectores más afectados por lo paros y blqueos son los comerciantes que viven del día a día de sus ventas, el transporte, la industria manufacturera, el sector agropecuario, el transporte urbano, el transporte aéreo, entre otros.

La Cámara Nacional de Comercio estima que por día, Bolivia pierde alrededor de $us 100 millones debido a bloqueos y conflictividad.