31 de mayo de 2023, 4:00 AM
31 de mayo de 2023, 4:00 AM


Usando la quiebra del Banco Fassil, en días recientes, voceros del Gobierno empezaron una campaña propagandística en contra de la realidad y el futuro del modelo productivo cruceño.

En el caso del Banco Fassil, el Gobierno y la ASFI en lugar de trabajar técnicamente, se enredaron en maniobras políticas tratando de culpar a Santa Cruz y a sus instituciones de un hecho que debe ser aclarado por la justicia luego de un proceso. La politización, la filtración dolosa de información financiera y la inexplicable muerte del interventor, configuran una realidad que evidencia el manejo irresponsable de la intervención al Banco Fassil.

En esta ocasión, voy a referirme puntualmente a responder a la campaña maliciosa del Gobierno y sus voceros, que sostienen que la quiebra del Banco Fassil tendrá un impacto desequilibrante en el modelo productivo cruceño.

Esto es una mentira total. El modelo productivo cruceño se ha gestado en más de 70 años y para evitar confusiones, lo primero que hay que hacer es volver a definirlo. El modelo productivo cruceño está sostenido en la iniciativa privada como generadora de inversiones y creadora de empleo; también son determinantes el abanico de instituciones, segmentadas en gremios; desde los productivos, industriales, comerciales, hasta los sindicales, transportistas gremiales, obreros, campesinos.

Y, además, el modelo cruceño cuenta con un poderoso y exitoso sistema cooperativo prestador de servicios.
La suma y la dinámica de estos factores es lo que impulsó el desarrollo de Santa Cruz y eso mismo también explica la fortaleza actual del modelo productivo cruceño. Nuestro modelo sigue generando el 30% del PIB y sigue produciendo el 70% de los alimentos que consume Bolivia. Y lo hace pese a todos los frenos que le pone el centralismo, restringiendo exportaciones, limitando el diésel, prohibiendo la biotecnología, promoviendo los avasallamientos, etc.

De la forma en que se estructuró nuestro modelo productivo, deriva el carácter y el comportamiento institucional y político de los cruceños. La iniciativa privada y las instituciones que nos representan, necesitan un clima de libertad para competir y crecer. No es un capricho político el exigir libertad, sino una necesidad. Por eso los cruceños defendemos, amamos y respiramos democracia y libertad.

Es por eso también que, de ser la locomotora de la economía, nos hemos convertido ahora en la locomotora de la democracia y resistimos como nadie lo ha hecho en Latinoamérica los intentos del populismo masista de llevarnos a una dictadura como la cubana, la venezolana o la nicaragüense.

Pero hay un dato aún más incontestable que habla de la vitalidad y el empuje del modelo cruceño. En 1950, la población de Santa Cruz era 244.658 habitantes. En el censo amañado de 2012 éramos 2.657.762 habitantes. Pese a los intentos de recortar y la pasividad de las autoridades de aquellos años, no se pudo esconder el crecimiento excepcional y único en todo el país. Si Bolivia hubiera crecido en esa misma proporción, hoy seríamos unos 29 millones de personas, pero el censo de 2012 dijo que apenas superamos los 10 millones.

¿Por qué crece tanto la población cruceña? Por la dinámica poblacional interna y por la migración. Hace pocas semanas presentamos los datos del Primer Levantamiento Estadístico realizado por el Instituto Cruceño de Estadísticas (ICE) y la proyección es que bordeamos ya los 4 millones de habitantes. De todos los rincones de la patria los bolivianos se trasladan a Santa Cruz en busca del progreso y de las oportunidades que no pueden encontrar en sus regiones.

Mientras el masismo ataca al modelo productivo cruceño, miles de bolivianos abandonan la tierra que los vio nacer y vienen a Santa Cruz a ser parte del modelo productivo cruceño para poder vivir mejor.

Comparto estas reflexiones con mi pueblo para contrarrestar las mentiras de la campaña masista. Repito, la quiebra de una entidad bancaria no tendrá ningún impacto en la vitalidad y la fortaleza del modelo productivo cruceño. No caigamos en las distracciones que nos plantea un proyecto corrupto y en agonía como es el masismo.

Ante la inoperancia de Luis Arce y su incapacidad para solucionar la crisis económica, tratan de generar dudas y confusiones. Cuando aquí lo único cierto es que el modelo de economía estatista del MAS ha llevado a la quiebra al país y en su desesperación está vendiendo las últimas reservas en oro que nos quedan. Luego de eso, ya no hay más nada.

Ante esta quiebra económica del país a la que nos ha llevado el MAS, la única salida que se vislumbra es impulsar un movimiento de real unidad nacional, primero para recuperar la democracia y frenar la corrupción, y luego para construir, desde esa unidad, un modelo productivo boliviano que funcione y represente a todas las regiones, así como nuestros padres y abuelos construyeron el nuestro.

El futuro y la esperanza están cada vez más cerca.

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