21 de noviembre de 2022, 4:00 AM
21 de noviembre de 2022, 4:00 AM

En 1997 Vladimir Suárez Arredondo decidió tomar nuevos rumbos. Como miles de bolivianos y bolivianas que emigraron hacia otros lares dejando todo buscaron diferentes horizontes para soñar y estirar sus alas hacia nuevos vientos. Lo acompañaron la música y la ilusión de más creaciones. Hizo de todo para sobrevivir en tierras lejanas, nunca dejó de ser el camba que sus padres, también músicos, le inspiraron con bellas melodías y chobenas, taquiraris y carnavales.

Tampoco dejó de producir a otros músicos emergentes y a solidarizarse con las causas comunes de su entrañable Santa Cruz.

En la tercera oportunidad de ser nominado en los premios Grammy Latinos, el productor musical guardaba una fe profunda que esta vez sí sería elegido. Y así fue. La Academia Latina de la Grabación le tenía preparado un sitio en sus anaqueles.

El gramófono dorado por el mejor álbum de música latina para niños estaría en sus manos y en la emoción de toda Bolivia.

Al subir al escenario, a llenarse de gloria, no perdió la humildad y los recuerdos de su esencia lo agolparon para compartir con los suyos. Agradeció al país que lo acogió y a Bolivia, sin desaprovechar el momento para gritar ¡viva Santa Cruz!

Desde lo más profundo de su corazón le brotaron los sentimientos más íntimos y su tierra natal estaba allí. Más tarde confesó: “Santa Cruz es la tierra de mi vida y en estos momentos que está pasando necesita del apoyo de todas las personas, esperemos que el Gobierno abra sus ojos sin dividir”.

Es que de lejos se ve más claro y al observar tanto sufrimiento en las calles de una región que no claudica por sus derechos, no es fácil explicar este absurdo que vivimos.

Hoy la ciudad se ve averiada en casi todas las intersecciones. Al centralismo poco parece importarle que las heridas sigan sangrando, mientras la máquina monetaria siga girando desconoce que la máquina del tiempo, que todo lo traga y a veces lo cura, hace su trabajo. Mañana se verán las consecuencias y cuando esas lecturas les sean desfavorables será tarde, tanto para el arrepentimiento, como para las nuevas promesas.

Así como a Vladimir nadie le quitó el sueño y la sonrisa de lograr su objetivo, a Santa Cruz tampoco le podrán impedir ponerse de pie ante las adversidades y lograr sus demandas.

Y es que le cuesta entender al mustio hombre de traje gris que en Santa Cruz ‘a la fiesta de la música, vamos todos’ y a las calles también.

Hoy se requieren de certezas y no promesas, habilidades y no disputas absurdas entre bancadas, hidalguía y claridad para lograr lo que el país necesita y con urgencia. Una nueva página se escribe desde hoy en la Asamblea Legislativa y sobre su responsabilidad está el sacrificio de miles de personas que desde hace un mes están en la calle día y noche luchando por una demanda justa, oportuna y transparente. Veremos si los ilustres son capaces de demostrar para qué están y por qué las circunstancias de la historia allí los puso.

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