Actualmente, Guarayos y San Ignacio son los más afectados, por efectos del fenómeno La Niña, deforestación, aumento de temperatura y el nivel más serio de sequía, el de pérdida de ríos y embalses

11 de diciembre de 2022, 4:00 AM
11 de diciembre de 2022, 4:00 AM


Desde el 21 de noviembre, la Cooperativa de Servicios Públicos de Agua Potable y Alcantarillado Sanitario de San Ignacio de Velasco (Coosiv) se declaró en desastre y emergencia natural por el agotamiento de la represa Guapomó, principal fuente de abastecimiento. 

Paralelamente, y ante la crítica situación, decretó el racionamiento del agua, que ya se está aplicando en el municipio. Algunos barrios tienen el líquido vital por la mañana, y otros por la tarde.

Según el informe de Coosiv, entre las razones figuran cambio climático, deforestación de áreas protegidas, y destrucción de las cuencas del Guapomó, por la creación de atajados que impiden el curso normal del agua.
A estos factores, Gonzalo Céspedes, presidente de Coosiv, agregó la capacidad de la represa, que fue proyectada para 20 mil habitantes, y sin embargo San Ignacio hoy bordea los 60 mil.

Según el concejal de Creemos, Cristian Méndez, en enero la Gobernación cruceña perforará diez pozos artesianos como mecanismo de contingencia y en estos días se realizó el mantenimiento a varios pozos antiguos.

Agregó que en el Concejo ignaciano ya se está tratando un proyecto de ley que presentó, para el uso correcto del agua en negocios, y también en las unidades educativas. Asimismo, dijo que en simultáneo se analiza una ley para crear una franja de protección de la cuenca alta del Guapomó, y también de toda la cuenca del Paraguá.

Nivel más grave de sequía

El ingeniero hidráulico Juan Carlos Sauma advirtió que el problema de San Ignacio de Velasco es muy emblemático y puede ser extrapolado a cualquier otro municipio de la Chiquitania. 

Indicó que hay un incremento global de la temperatura en 0,5 grados centígrados, lo que repercute en la oferta, ya que hay más agua en estado gaseoso, y menos en líquido.

También nombró al fenómeno climático La Niña, que en Bolivia se manifiesta con sequía, y que recién irá disminuyendo, hasta llegar a un 60% de probabilidad, a fines de marzo de 2023. 

Aclaró que La Niña ya viene establecida desde 2020, y que en ese periodo consecutivo de sequía, se pasó de una sequía meteorológica, es decir ausencia de precipitaciones; a un segundo nivel de sequía, que es agrícola, con déficit de humedad en el terreno. “Y hoy estamos en el mayor nivel posible de sequía, que es la sequía hidrológica, que es la pérdida de caudales de ríos y de embalses”, dijo.

Sauma también resaltó que en San Ignacio hay aproximadamente 400 mil cabezas de ganado, y que la demanda de agua en animales es mucho mayor que la de personas. “Eso influye en la deforestación porque el modelo productivo tiene que ver con tala indiscriminada para convertir bosque en pastizales, lo que produce hidrología extrema, exceso de precipitación y sequías más prolongadas”.

Otro factor, dijo, se relaciona con el marco institucional, ya que se ha retrocedido. Valoró el aporte de la época del Comité de Obras Públicas, con el sistema cooperativo institucionalizado en todas las provincias, y hoy ha sido sustituido ahora por un modelo centralizado, con un Gobierno nacional que trabaja con los municipios, a través del Fondo de Inversión Productiva y Social, y del Fondo Nacional de Desarrollo Regional. Entonces, a los que denominó “antros de la corrupción”.

Soluciones

Para Sauma, la historia de los pozos artesianos no fue muy satisfactoria. Además, dijo que el agua subterránea no es una solución real porque en esa zona la capacidad de los acuíferos es extremadamente limitada, debido al escudo brasileño. 

Apuntó a la captación superficial como solución real. “Se debe ampliar la capacidad de almacenamiento de agua, considerando compensaciones interanuales, es decir, construir otra represa, o ampliar la capacidad de la actual”,
En Guarayos, desde hace más de un mes solamente se distribuye agua durante una hora y media, y día por medio.

A los barrios más alejados de Ascensión, donde no llega el agua, ya sea por la falta de presión, las autoridades mandan dos cisternas, “que están rotando por todo el pueblo”, dijo Dester Agreda, habitante de ese ese municipio.

José Antonio Rivero, coordinador de la Dirección de Cuenca del Searpi, informó que esta semana la Gobernación envió una comisión a evaluar el tema de la cuenca en Guarayos, y de su represa Sapocó, y que en los próximos días darán a conocer un informe. 

Sobre San Ignacio, dijo que el miércoles 14 se establecerán mesas técnicas, primero para buscar la razón, y también las soluciones, en base a un informe de la Cooperación Alemana (GIZ). Cree que, a mediano y largo plazo, la solución es decretar pausas ambientales en áreas de reservorios, lagunas y represas.

Aseguró que el caso de Guarayos está un poco más fácil porque tiene el río San Pablo y de ahí puede proveerse, “En cambio, en San Ignacio la situación es más complicada”, reconoció.