Entorno. Según cifras oficiales, la economía del país creció un 8,7% a junio de este año. El sector constructor pide dinamizar proyectos de inversión pública para aliviar la economía sectorial y garantizar el empleo formal

12 de septiembre de 2021, 4:00 AM
12 de septiembre de 2021, 4:00 AM

Dos sectores estratégicos que impulsan el crecimiento de la actividad económica en el país -industria y construcción- reconocen un avance en la reactivación de la economía, pero insinúan que el mercado interno industrial mantiene cifras bajas en ventas y experimenta una severa iliquidez. Esta última variable de crisis también hostiga a los constructores que advierten que la inyección monetaria dispuesta por el Gobierno es insuficiente para aliviar la salud financiera sectorial.

Según el ministro de Economía y Finanzas Públicas, Marcelo Montenegro, la economía del país creció un 8,7% a junio de este año, de acuerdo con datos del Índice Global de Actividad Económica (IGAE). Afirmó que el crecimiento de la actividad económica fue impulsado, principalmente por la minería que se expandió un 52,4%, construcción (32,8%), transporte y almacenamiento (22,6%), hidrocarburos (14,8%), industria manufacturera (10,7%), electricidad, gas y agua (9,6%) comercio (9,1%).

Habló del incremento de varios indicadores del sector de construcción. Aumento del 30% en la producción de cemento, repunte del 55,5% en la importación de barras de hierro y 25,2% en insumos importados para el sector.

También deslizó un aumento en el consumo de energía eléctrica, principalmente en el sector industrial con una variación acumulada en torno al 18%. “Este es un buen indicador porque cuando la industria demanda energía es porque requiere de este importante insumo para la producción de bienes y servicios”, infirió el ministro.

A junio de 2021, la industria de manufacturas creció un 10,7%. Montenegro habló de repunte de la producción de minerales. De enero a junio de este año, comparado con igual período de 2020, se registró un alza en la producción de zinc (51%), plomo (64%), estaño (59%), plata (67%) y oro (63%).

Así, el presidente de la Cámara Nacional de Industrias (CNI), Ibo Blazicevic, alude una leve dinamización de la economía, denotando que el crecimiento sectorial es impulsado por los precios de las materias primas a escala global.

Las exportaciones industriales escalaron un 77%, expansión atribuida a las ventas externas de oro metálico con el 71%, soya un 78%, estaño metálico un 138%, plata metálica un 99% y carne un 130%. “El comportamiento no es igual en el resto de los sectores de la industria”, dijo Blazicevic.

Deslizó que el mercado interno industrial aún no se reanima y que mantiene cifras bajas en ventas y experimenta una severa iliquidez.

La CNI advierte que el mercado interno industrial de bebidas, alimentos, plásticos, muebles de madera, textiles, metalmecánica, cuero, industria gráfica y productos de construcción aún se encuentra en recesión. “Se presenta una caída en ventas, reducción de turnos de trabajo, incremento de la capacidad instalada ociosa, estancamiento en la demanda de créditos en el sistema financiero, caída en las importaciones de bienes de capital industrial (maquinaria y equipo), ocasionando que la reactivación aún no se sienta en el sector industrial”, dijo Blazicevic.

Para el titular de la Cámara Nacional de Industrias Oleaginosas de Bolivia (Caniob), Jorge Amantegui, el sector se ha mantenido activo en el período de la pandemia, dado que su producción está relacionada con la alimentación, aceites comestibles y otros productos para la población y harinas y cascarilla de soya para los sectores avícola y pecuario. “El sector es un pilar fundamental para la reactivación económica, máxime este año, cuando los precios de los commodities se elevaron, lo que posibilitó que el sector agroindustrial exportador genere mayor cantidad de divisas para el país”, apuntó.

Desde PIL Andina S.A., el gerente institucional Javier Basta Ghetti, arguyó que el sector nota una ligera mejoría, pero que no están alcanzando los niveles proyectados debido, principalmente, al impacto del contrabando.

Con cifras oficiales del INE, sobre el IGAE a abril, el Centro Boliviano de Estudios Económicos (Cebec) de la Cámara de Industria, Comercio, Servicios y Turismo de Santa Cruz (Cainco), señaló que la economía creció un 5,2% acumulado hasta mayo, mientras que el sector industrial un 7,7%. Estas cifras -según el Cebec- muestran que la economía no se está contrayendo como el año pasado, lo cual es positivo; y, que la actividad de la mayoría de los sectores, incluyendo la industria, aún no recupera los niveles de 2019.

Ecosistema constructor

La Cámara Boliviana de la Construcción (Caboco) ve con preocupación la situación económica del sector, que en el pasado fue el pilar fundamental de la economía de Bolivia, hoy en crisis y emergencia.

Según Caboco, el Ministerio de Obras Públicas, Servicios y Vivienda señaló que, de noviembre de 2020 a junio de 2021, se desembolsaron Bs 1.854 millones para la reactivación de 303 proyectos carreteros en el país, cantidad de proyectos que tocan al 11% de las 11.500 empresas activas en el país.

Aluden que los Bs 2.000 millones del Fideicomiso de Apoyo a la Reactivación de la Inversión Pública (Farip), destinados a financiar proyectos de inversión pública de gobernaciones y municipios, suspendidos en diciembre de 2019 a causa de la pandemia del Covid-19, son importantes para la economía nacional, pero insuficientes para el sector. Solo en Tarija la deuda consolidada al sector constructor asciende a Bs 1.000 millones.

Instan al Gobierno a implementar mayor inversión pública que permita a las empresas contar con trabajo y generar empleo. “Esta inversión tendría resultados económicos relevantes mostrando un crecimiento real y sostenible en el futuro”, aseguran, al pedir la suspensión de multas, intereses y las medidas de procesos coactivos fiscales, ya que infieren que el sector de la construcción fue el más afectado en 2020 con datos negativos en la participación del PIB (-50,95% ), porcentaje que refleja la iliquidez del sector e imposibilidad de pagar esos adeudos.

Según el gerente de la Cámara de la Construcción de Santa Cruz (Cadecocruz), Javier Arze, las cifras muestran que la economía se está reactivando y la construcción recuperando progresivamente, lo que incide favorablemente en toda la cadena que involucra el sector.

No obstante, dijo que se debe considerar que en 2020 la construcción registró una caída importante, y que, según los datos oficiales más actualizados del INE, al primer semestre de 2021, el sector aún no llega los niveles registrados antes de la pandemia. “La realidad es que no se han recuperado los niveles de actividad previos a la pandemia y no resulta adecuado tomar como parámetro 2020, cuando tuvimos una cuarentena sanitaria rígida y muchas otras restricciones debido al Covid-19”, dijo.

Con un sabor agridulce

Desde la gerencia general de Soboce, Juan Mario Ríos, indicó que, si bien las cifras muestran señales de recuperación de la actividad económica y productiva del país, los números registrados hasta ahora compensan una parte de la caída generada durante 2020.

“Lo óptimo sería acercarse a niveles similares de 2019, donde ya había una delicada situación”, afirmó Ríos, al instar que la inversión pública, en lo que resta del año, se intensifique y que las obras privadas se consoliden para que la construcción sostenga su arranque.

Alexander Capela, gerente general de Itacamba Cemento, afirmó que, sin duda, se está pasando por un periodo de recuperación económica siendo el cemento uno de los principales indicadores.

Con datos oficiales, dijo que las ventas de cemento crecieron un 39% en el primer semestre de 2021 en comparación a 2020, pero -11,8% por debajo de 2019. En Santa Cruz, el consumo de cemento, subió al 61,2% con relación a 2020, pero -10% con respecto a 2019.

“Estamos seguros de que Bolivia puede volver a los indicadores de 2019. Es fundamental retomar la inversión pública y que la pandemia sea controlada”, dijo Capela.

Según el gerente comercial de Fancesa, Álvaro Cuéllar, se advierte un paulatino despegue de las operaciones económicas en el sector industrial y la construcción, y se espera que estas condiciones tengan alta incidencia en la dinámica del mercado laboral y en la reactivación económica de Bolivia.

Inversión pública incide en la reducción de desempleo

De acuerdo con la ministra de Planificación del Desarrollo, Gabriela Mendoza, la inversión pública, gestada desde noviembre de 2020 a la fecha, contribuyó a reducir la tasa de desempleo en Bolivia, que a julio de la presente gestión bajó al 6,4%, con relación a similar periodo de 2020, cuando la escala de desocupación era del 11,6%.

Con datos de esa cartera de Estado, la inversión pública durante el mandato de transición de Jeanine Áñez presentó una caída del 70%, con efectos adversos para la población.

En la presente gestión, el Gobierno prevé inyectar $us 4.000 millones en inversión pública para absorber mano de obra en todo el país.

A decir del ministro de Economía y Finanzas, Marcelo Montenegro, la tasa de desempleo abierto urbano descendió al 6,4%, lo que registra un aumento de la ocupación que llegó a 4,1 millones de personas. El empleo formal creció un 28% el último año.

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