Entre el cabildo y la demagogia
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Hablar de los cabildos es hablar de la historia de Santa Cruz. Sin lugar a dudas, esta manifestación profundamente democrática ha marcado hitos significativos en la construcción de una identidad local y en la resolución de los desafíos que enfrentó y enfrenta la sociedad cruceña.
El primer cabildo engendró la fundación de Santa Cruz de la Sierra (1561). El 24 de diciembre de 1810 Santa Cruz proclamó su grito libertario contra la dominación española, un proceso que tuvo como centro organizador al cabildo.
El 7 de junio de 1921, el pueblo cruceño unido exigió la construcción de una vía férrea que llegue a Cochabamba con la consigna “Ferrocarril o nada”. En ese entonces, se incorporó el ‘Cabildo Abierto’ en el derecho municipal, como un mecanismo de participación ciudadana, al margen de los partidos políticos.
En los años 50 del siglo XX los cabildos también se convirtieron en vigorosa expresión de la lucha por las regalías y otras reivindicaciones regionales. Cabe destacar que, desde mediados del siglo XX, asumió un importante protagonismo el Comité pro Santa Cruz, gobierno moral de los cruceños.
Los cabildos, si bien son herencia de la clásica democracia griega, han adquirido carta de ciudadanía propia en Santa Cruz, e incluso han sido incorporados en la Constitución Política del Estado como mecanismo de expresión de la democracia directa y participativa.
En los últimos 42 años de democracia que se mantiene a duras penas, los cabildos han movido voluntades para luchar por causas nobles. Recordemos que, en 1986, la marcha de luto y dolor provocados por el asesinato de Noel Kempff Mercado, se convirtió en una inequívoca expresión de la voluntad del pueblo cruceño de deshacerse de la lacra del narcotráfico. La causa tuvo el liderazgo íntegro y ejemplar del Dr. Carlos Dabdoub Arrien
En las décadas recientes los cabildos marcaron el norte y la fuerza de las causas autonómicas, la defensa de la democracia, durante la crisis política de 2019, y la lucha por un Censo de Vivienda oportuno y transparente que fue acompañada por el paro cívico más largo y sacrificado que enfrentó Santa Cruz.
Por todo lo anotado, para el pueblo cruceño el cabildo tiene un significado trascendente y particular. Sin embargo, también es necesario anotar que han existido algunos cabildos poco trascendentes que han determinado decisiones equivocadas o imposibles como la preparación de un referéndum revocatorio contra Luis Arce Catacora, decisión que ni siquiera se intentó ejecutar dada la complejidad y las connotaciones del proceso.
En ese contexto, la noche de este 4 de diciembre se llevó a cabo un cabildo ciudadano convocado por organizaciones políticamente alejadas del Comité pro Santa Cruz. Y no, no se trata de que el Comité sea la única institución apta para organizar este tipo de asambleas, pero también es cierto y claro que hay una historia y una institucionalidad que podrían y deberían respetarse.
Nadie está un escalón superior para descalificar lo ocurrido hace pocas horas, pero habrá que admitir, con honestidad, madurez y autocrítica que la convocatoria fue mucho menor que en otras oportunidades, que las preguntas aprobadas reflejan expectativas legítimas, pero no implican una visión estratégica del avance del departamento y, probablemente, lo más polémico es anunciar un paro cívico indefinido a partir del 16 de enero de 2025 si no son liberados los presos políticos. Cuando las consignas son tan vagas, la línea entre una manifestación democrática y un acto de demagogia se vuelve borrosa, prácticamente, imperceptible.
Es poco probable que el reciente cabildo ciudadano marque un hito importante, pero sí podría ser útil y necesario para entender que este tradicional mecanismo de las luchas cruceñas, debe ser administrado con inteligencia y sabiduría, antes que convertirlo en una rutina insulsa.