El Deber logo
21 de mayo de 2023, 4:00 AM
21 de mayo de 2023, 4:00 AM




Lorena Ulloa Bersatti/ Experta en Metodología

La historia de las metodologías de aprendizajes es tan amplia como interesante, su evolución hasta nuestros tiempos marca la hoja de ruta que enfrentó la educación ante los cambios en el planeta. 

En un inicio la formación educativa se aplicaba bajo un modelo tradicional, con un aprendizaje memorístico, valorado exclusivamente por los conocimientos teóricos, donde el docente de la asignatura era el único que transmitía sus conocimientos mediante clases puramente magistrales. Se aplicaba sólo el conocimiento disciplinar, siendo el docente el protagonista y el estudiante un receptor pasivo. El tipo de conocimiento era más informativo que constructivo. 

Luego se vio la necesidad de incorporar un conocimiento pedagógico, donde el docente formula la materia de manera que la haga más comprensible para sus estudiantes, gestionando sus clases, planificando de manera didáctica la gestión en aula, aplicando diferentes metodologías activas de aprendizaje construyendo actividades significativas que guíen las acciones a seguir para alcanzar los resultados de aprendizajes. 

Las metodologías buscan un desarrollo integral en los estudiantes y conjuga la adquisición de conocimientos propios de la especialidad de estudio, además de habilidades, actitudes y valores, donde el protagonista es el estudiante, y el docente se convierte en un guía o mentor. 

La evolución del uso de las metodologías dio lugar al aprendizaje basado en problemas, aprendizaje basado en retos, aprendizaje basado en proyectos, aprendizaje basado en investigación, método de casos, aula invertida, gamificación, aprendizaje cooperativo, entre otras, en la idea de optimizar la construcción de los propios conocimientos que gestiona el estudiante. 

La inclusión en el contexto educativo marcó un avance exponencial en las últimas décadas. Comenzó con las clases presenciales con televisor y videocasetes VHS en el aula para derivar en las aulas virtuales en plataformas que emergieron con mayor preeminencia ante la explosión de la pandemia. 

La incorporación de nuevas tecnologías abrió la puerta a las innovaciones pedagógicas para ir a la par de las capacidades de los nativos digitales, en un mar de posibilidades de conseguir acercar los contenidos de las asignaturas a ello. Hoy se incorpora en nuestro diario vivir las inteligencias artificiales para mejorar el proceso de enseñanza aprendizaje, utilizándolo como herramienta de apoyo para diversas tareas, búsqueda de información, administración de conocimientos de información de manera eficiente.

Corrimos a contrarreloj y nos preparamos en el uso de software, aplicaciones, plataformas e Inteligencia Artificial (IA) para enfrentar al nuevo reto, modelos didácticos que permitan a los actores educativos optimizar el tiempo de las clases sin sacrificar aprendizaje. 

La tecnología forma parte de la cotidianidad de muchas personas y en educación supone muchas ventajas, desde el fomento a la colaboración, la exploración de nuevos conocimientos, la facilidad de comprensión, el estudiante marca su propio ritmo de aprendizaje, e incluso el impulso a la creatividad.
Los educandos somos soldados de la revolución tecnológica lo que representa un aprendizaje continuo buscando permanentes cambios que provoquen innovaciones en el aula mediante metodologías de aprendizaje. 

Hoy más que nunca los educadores debemos optimizar las competencias propias del perfil profesional, preparando a los estudiantes para la incorporación a entornos laborales con enfoques disruptivos, con habilidad de resolución de problemas complejos en un mundo en constante cambio, con empatía, liderazgo, creatividad, invención, competitivos, facilitando la aparición de nuevos conocimientos, fortaleciendo el sentido común y el razonamiento para una comprensión profunda de los tiempos que vivimos.