23 de mayo de 2023, 4:00 AM
23 de mayo de 2023, 4:00 AM


No hay ni puede haber una definición del Modelo Cruceño de Desarrollo sencillamente porque no se trata de un objeto fijo sino de un proceso, y como todo proceso, va tomando distintas características y formas en el tiempo.
Si esto es así, entonces corresponde hacer una periodización para entender y verificar cómo este concepto ha venido cambiando en el tiempo. Me animo a proponer lo siguiente:

El primer modelo cruceño fue el modelo federal e igualitario de Andrés Ibáñez, el mismo que combinaba un espíritu federalista descentralizador con un espíritu igualitario que pudo verificarse en muchas de sus medidas internas. No es raro que haya sido derrotado por la unión de las tropas del Estado centralista con los grandes hacendados que vieron en peligro sus posesiones. Nunca más Santa Cruz presentó un modelo tan completo.

El segundo modelo cruceño de desarrollo en cambio fue un modelo liberal integrador y expansivo que nace por la permanente lejanía de cualquier gobierno, y más bien por el contacto de Santa Cruz con el mercado internacional durante el proceso de exportación de la goma y se consolida con la fuerte inmigración europea que este proceso dejó en la región.

Su planteamiento central, muy completo, es el célebre Memorándum de 1904 y las luchas son para integrar la región al país y a la economía mundial, con el slogan, entre otros, de “ferrocarril o nada”. Este modelo, que genera una interesante clase dirigente con exploradores, empresarios, industriales e investigadores, se consolida en el periodo de 1880 hasta la Guerra del Chaco. Era clara su impronta liberal y modernizante.

El tercer modelo es el modelo autárquico y participativo que se refleja en la presencia y el accionar de instituciones autónomas muy peculiares, con amplia participación ciudadana, como fueron el Comité de Obras públicas, la Corporación de Desarrollo, el Plan Regulador y las cooperativas de ahorro y de servicio público. Este modelo se inicia a fines de la década de los 50 con la lucha por las regalías y concluye al inicio de los años 90 con el retorno del centralismo estatal, la consolidación de un liberalismo económico y de la partidocracia, destruyendo así las bases de este modelo cuya característica era la fuerte presencia de la sociedad civil, sin partidos, en el quehacer público descentralizado.

Los actores principales de este modelo fueron el aparato público regional autárquico, sectores profesionales de clase media apoyados por los patricios cruceños que ya en los años 40 trabajaban para ver esta nueva Santa Cruz y que apoyaron con sabiduría a los jóvenes para concretar esos cambios. Su carácter planificador queda marcado con su Estrategia de Desarrollo Regional de Cordecruz y su Plan Regulador, a cargo del Consejo del Plan Regulador.

Pienso yo que éste es el modelo que en muchos casos se menciona nostálgicamente como el “modelo cruceño” pero que ya no existe más.

El cuarto modelo, es el modelo liberal exportador globalizado que, como dijimos, se inicia en los 90 y es fruto de una importante formación de capital regional local y externo, y de elevado nivel tecnológico, en un largo proceso acumulativo. Es el modelo vigente.

Su conducción está en manos de un empresariado fuerte y de estructura originariamente familiar, que se ha ido diversificando desde su origen agropecuario hasta la agroindustria, el comercio import/export, las finanzas con varios bancos, el mercado inmobiliario con grandes urbanizaciones y edificios, los medios de comunicación con importantes canales de TV y varias universidades orientadas sobre todo al mundo de los negocios.

Éste es un modelo capitalista exportador, globalizado y eficiente, coherente con el liberalismo que hemos descrito en los orígenes cruceños de inicios del siglo XX y que si bien no ha logrado consolidarse como verdadera clase dirigente, ha mantenido el imaginario colectivo basado en la identidad y los valores cruceños tradicionales, los cuales son utilizados como su base social y plataforma política. Los cabildos son su mejor expresión.

Este modelo liberal exportador vigente y dominante ha cuidado siempre sus relaciones con el Estado central, tratando de evitar que éste interfiera con su desarrollo, pero esta relación ha sido más difícil aún con el Gobierno del MAS, abiertamente estatista y controlador de la actividad económica.

La respuesta de este empresariado ha sido tímida con frases como “nosotros los productores no podemos nunca pelearnos con ningún gobierno” hasta la famosa frase de Morales, aceptada por buena parte de ellos: “Ustedes hagan plata y nosotros hacemos política”.

Los últimos acontecimientos relacionados con el banco Fassil y en general con el mundo de las finanzas pueden ser un duro golpe para este modelo, pues muestran actitudes poco pulcras de este nuevo capital regional.

En síntesis vivimos en un modelo muy alejado del autárquico y participativo de los años 70, económicamente vigoroso pero con muchas debilidades por sus oscuras actividades en el mundo de las fianzas y su silencio y desconocimiento de la realidad de los sectores menos favorecidos de la región, en un marco general de ausencia de real participación ciudadana y atención de estos sectores.

El problema de fondo es que nuestra clase dominante, conductora del modelo no es aún clase dirigente. Pero ése es ya otro tema.

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