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15 de noviembre de 2022, 4:00 AM
15 de noviembre de 2022, 4:00 AM

Por Luis Fernando Romero Torrejón, Pdte. de los economistas de Tarija

Después de haber escuchado el extenso informe presidencial del 2do año de gestión de Arce, en el cual nos describió un país de mil maravillas, sobre todo en el tema económico, siendo envidia a nivel internacional, me llamaron la atención muchas cosas, un crecimiento económico en contra corriente, una inflación bajísima y un nivel de empleo de ensueño; pero no puedo dejar de analizar, al menos brevemente, la coyuntura de un comercio exterior pujante, al menos este año, y unas RIN que se desinflan como un globo.

Si bien hemos tenido superávits comerciales durante casi toda esta gestión, con un acumulado de enero a septiembre de saldo comercial de $us. 959,8 millones, sin embargo, la tasa de crecimiento de las importaciones (48%) ha sido mayor a la de las exportaciones (33%) durante este periodo de tiempo en comparación con el 2021; hilando más fino, según datos del INE, en agosto y septiembre de 2022 se tuvo déficits comerciales de 193,2 y 237,4 millones de dólares americanos respectivamente. Inclusive si comparamos nuestro comercio exterior de septiembre de 2022 con el 2021 el mismo ha caído en 293%, es decir en 360,5 millones de dólares, un dato a tomar en cuenta. Lo destacable, al menos en estadísticas, es que nuestro saldo comercial acumulado, de enero a septiembre, no era positivo desde el 2015 al 2020.

De acuerdo con el último boletín de comercio exterior del INE, de enero a septiembre 2022, de nuestras exportaciones, la actividad económica “Agricultura, Ganadería, Caza, Silvicultura y Pesca” tuvo un crecimiento extraordinario del 105,2% respecto al 2021, sin embargo, durante el mismo periodo, la industria manufacturera exportó $us. 1.328,1 millones más en comparación con la anterior gestión, siendo la de mayor incidencia en valor. Respecto a nuestras importaciones, durante el mismo periodo, la gran categoría económica “Combustibles y Lubricantes” ha aumentado en un 165,3% respecto al 2021, un dato llamativo; en términos de gasto, representa un aumento de $us. 2.070,7 millones.

De acuerdo con el IBCE, de enero a agosto 2022, en comparación al 2021, nuestras importaciones han crecido tanto en volumen como en valor, siendo la más destacada “Combustibles y Lubricantes”, con una variación acumulada del 50% en volumen y 166% en valor, lo cual eleva el costo de la subvención de carburantes. Si bien es cierto que no todas las grandes categorías de importación han subido en volumen, pero si lo hicieron en valor, es decir, compramos la misma cantidad, pero ahora más caro; clara muestra de que estamos sufriendo hace rato la inflación mundial.

La otra gran duda, cosa que no se mencionó, es sobre la caída sostenida de nuestras RIN, que de acuerdo con datos del BCB, del 2014 a octubre de 2022 descendió en un 75%, solo en esta gestión cayó en un 16%; actualmente las mismas están conformadas por un 23% de divisas (muy bajo) y un 62% en oro. ¿Pero si tenemos superávits comerciales continuos, donde se van las divisas que entran? ¿A pagar nuestra deuda externa? ¿Financiar el gasto público? ¿Donde?

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