Opinión

¡Fraude!

22 de octubre de 2020, 5:00 AM
22 de octubre de 2020, 5:00 AM

Aunque los votos hayan aparecido en cifras que ni siquiera el MAS había imaginado, los contundentes resultados de las elecciones del 18 de octubre no son mágicos. Tendrán un efecto, la reconstitución del único poder del Estado que no controlaba ese partido, pero no cambiará lo ocurrido hace un año.

Y es que el 20 de octubre de 2019 sí hubo un fraude y, por su tamaño y extensión, fue monumental. Los resultados de las elecciones de este año no lo van a borrar.

Sí. El MAS también ganó las elecciones del año pasado, pero su votación no le alcanzaba para reelegir a Evo Morales en primera vuelta. Cuando los datos de las urnas mostraron esa realidad, se cambió los resultados para evitar un balotaje que se pintaba peligroso. Para eso fue el fraude.

Tan evidente y grosera fue la manipulación de los resultados, que el fraude se detectó rápidamente. Fue suficiente bajar las fotografías del sistema de Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP) y compararlas con las actas con las que estaban trabajando algunos de los tribunales electorales.

Hoy, mucha gente conserva tanto el TREP como la base de datos informatizada del Tribunal Supremo Electoral (TSE) como prueba del fraude.

Este año, los resultados de las elecciones revelan un victoria tan abrumadora del MAS que la mayoría de los votantes capitalinos que sufragaron masivamente por Mesa -y Camacho, en Santa Cruz-, no pueden creer que la derrota haya sido tan catastrófica.

Por eso, la posibilidad del fraude ha surgido como única explicación y los votantes reclaman a gritos que alguien denuncie la supuesta nueva alteración de la voluntad popular. 

Han llegado al extremo de exigirle violentamente a Edgar Villegas, el ingeniero que detectó la manipulación del año pasado, que denuncie el supuesto nuevo fraude. Y Villegas no lo va a hacer por la sencilla razón de que, esta vez, no tiene pruebas.

Si el experto no tiene pruebas, menos la van a tener los periodistas. Por eso, nadie ha denunciado fraude y la gente, furiosa, ya ha lanzado el ofensivo epíteto de “prensa vendida”.
No hay pruebas y esa es obra del TSE presidido por el sobrevalorado Salvador Romero.

Este año, el TREP fue reemplazado por el sistema de Difusión de Resultados Preliminares (Direpre) que, supuestamente, debía darle transparencia a los comicios. Horas antes de la votación, el TSE comunicó su decisión de suspender la transmisión de resultados preliminares. Si el año pasado conseguimos pruebas con estos, este año no tenemos nada. No hay pruebas.

¿Hubo fraude? Yo puedo probar el de 2019 pero, este año, no tengo pruebas para decir “sí” ni tengo cómo probar si digo “no” y esa anomia en torno a la credibilidad de las elecciones es el único fraude del que puedo hablar… por ahora.

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