Opinión

Fútbol cruceño: vapuleado y mal manejado

8 de enero de 2021, 5:00 AM
8 de enero de 2021, 5:00 AM

Tocó a su fin el campeonato nacional de fútbol 2020 con la consagración de Always Ready, de La Paz, como campeón. De él participaron cinco clubes cruceños, uno de los cuales alcanzó un decoroso 4to. puesto, los otros 6th., 9th., y 10th. y último.

Una de las características de estos torneos consiste en la presencia mayoritaria de equipos cruceños, pero solo de relleno, allá un perdido saborearon un título de campeón. ¿Cómo se entiende esto considerando, además, que Santa Cruz aporta el mayor numero de futbolistas? (Los clubes del interior tienen, asimismo, casi siempre, varios jugadores cruceños). Hay una serie de razones, ocupando primerísimo lugar la altitud andina, porque nuestros equipos deben ir a jugar desde los 2.600 metros de Cochabamba a los 4.100 de El Alto. Cada uno juega 9 encuentros en la puna o sea 27 puntos al agua (sufren generalmente palizas), salvo uno que otro empate o un triunfo que ya es milagroso. ¿Bajo semejante condición, se puede esperar que un club cruceño salga campeón?

No se conseguirá sino derrotas con semejante “vía crucis”, sin que en décadas se dé una solución no obstante que en el asunto hasta entran en escena cuestiones de justicia y salud. De justicia porque no es posible que mientras los equipos del interior vienen al llano y rinden igual o mejor que en sus reductos –de ahí que con gran frecuencia se llevan triunfos-, los que suben a las alturas ven disminuidas (los jugadores, claro) su capacidad física y mental. Y de salud porque ya se sabe científicamente que la altura, sin aclimatación previa, puede acarrear graves consecuencias. Diré, por ejemplo, que lo ecuánime sería jugar torneos regionales e ir a finales en campo neutral como ser Trinidad, Tarija y Villamontes.

A tan catastrófica situación para los clubes cruceños, se suma la cuestión económica. En efecto, los “favoritos” paceños y sus vecinos de la puna, al acaparar los primeros puestos, les caen los jugosos premios; tres millones de dólares y la posibilidad de seguir sumando si pasan de fase en los campeonatos que intervienen. Los de más abajo, sobre todo a partir de la mitad de la tabla, que sirvieron de escalera a los privilegiados, a llorar sus desgracias en un rincón, a la espera de migajas del próximo campeonato, las que para colmo de males suelen estar hipotecadas porque había que cubrir sueldos de jugadores y otras obligaciones.

A las terribles desventajas señaladas anteriormente, que tienen bloqueado al fútbol cruceño, se suman otras situaciones igualmente trágicas: los dirigentes carecen de capacidad, podrán tener buena voluntad pero falta idoneidad y un solo hecho, entre tantos, lo confirma: dejan que sus mejores futbolistas, verdaderas promesas por su juventud, se vayan gratis o por cuatro reales a los clubes de las alturas, atraídos por esa danza de los millones de dólares. Esta calamidad, con olor a rapiña, viene de décadas, desde los tiempos del Aguachuli Algarañaz y Chembo Gutiérrez, pasando por los de Chichi Romero, los Cabrera, los Paniagua, hasta llegar a este presente de los Fernández, los Ábrego, los Vaca y tantos otros. Encima contratan siete extranjeros de tercera o cuarta división, por no traer, con la misma plata, tres al menos de segunda división que aseguren un buen rendimiento.

Para que el cuadro sea totalmente negativo hay que hacer notar la falta de apoyo al fútbol cruceño por parte de los empresarios privados. ¡Ja carajo! Hay que verlos cundidos de galardones como los más productivos y emprendedores, los más gallos para ganar y contar plata, para levantar edificios y poner negocios que reportan cientos de millones de dólares. Todo para los bolsillos que jamás se llenan, ni un medio partido en dos para el deporte, concretamente para el raquítico fútbol cruceño, porque las marcas que leemos en las camisetas es a cambio de cuatro reales. También en este punto fallan los dirigentes, que no saben llegar a los potenciales patrocinadores y conquistarlos con creativas propuestas publicitarias.

En fin, como probablemente seguirán imponiendo su voluntad los que saben llevarse la torta entera, y como acá continuarán enhamacaos los ciegos y sordos, vendrá el próximo campeonato y la historia se repetirá: los de la puna obtendrán sus tajadas de costumbre y Santa Cruz pondrá los mejores futbolistas, pero sus equipos continuarán peleando para hacerse de las migajas, cuando no para salir del sótano.



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