La nueva novela de Gabriel Mamani Magne, premio Nacional de Novela 2019, cuenta la historia de un falso secuestro cometido por un chofer de minibús

13 de julio de 2021, 4:00 AM
13 de julio de 2021, 4:00 AM

Por:  Adhemar Manjón


Esta noche, a las 19:00, en la página de Facebook de la editorial Dum Dum, el escritor paceño Gabriel Mamani Magne presentará su más reciente obra, la novela 
El rehén. Mamani ganó en 2019 el Premio Nacional de Novela por Seúl, Sao Paulo y en esta ocasión cuenta la historia de un falso secuestro cometido por un chofer de minibús, que traerá consecuencias en la vida de sus hijos pequeños, uno de ellos es el narrador de esta historia.

_¿Por qué te decidiste a narrar la historia de El rehén desde la mirada de un niño?
En realidad todo comienza por esa simpatía que tengo con el tema de la mentira y ya que estamos hablando de un falso secuestro, estamos hablando de una mentira colosal. En ese sentido siempre he querido tocar ese tema y me parecía interesante abordar ese asunto en una novela corta.

La novela empieza con las vicisitudes de un padre pero en un momento cambia hacia la narración de un niño. Creo que este es un gesto que llevo hace tiempo, tener personajes niños o adolescentes. La adolescencia y la infancia me llaman mucho la atención, es una casilla en la que me siento bastante cómodo. Me resultaba cómodo en El rehén sobre todo para que la novela no tuviera un tono de thriller, porque si bien cuando estás empezando a leer da la apariencia de tener un tono detectivesco, yo quería que fuera más emocional y es ahí que la narración desde el punto de vista del niño me parece vital para poder darle la línea que yo quería al tema y que no caiga en una novela ‘de misterio’ o policial.

_En una lectura reciente de El rehén se menciona que “permite conflictuar los roles de lo femenino y lo masculino en el occidente boliviano”¿Pensabas en eso al escribirla?
Cuando escribo no busco analizar nada ni resolver nada ni conflictuar nada; simplemente, parto de sensaciones y de emociones y, bueno, uno de los protagonistas es un minibusero a quien su esposa lo abandona, entonces ese gesto del abandono, ya no desde mi perspectiva sino desde la de los lectores puede ser interpretado como una interpelación a los roles , que es algo que yo honestamente no me había dado cuenta cuando escribía. Normalmente estas interpretaciones surgen una vez que uno ya ha escrito el libro, por ejemplo cuando escribí Seúl, Sao Paulo, ahí hay temas de racismo, migración, deseo, masculinidades que yo no pensaba que iban a importar tanto, yo estaba contando una simple historia de dos premilitares que se ‘chachan’, pero después me doy cuenta y también los críticos de que esos elementos son fuertes.

_Tu novela empieza con una frase que se encuentra sola en una página “Todo empieza en un bar, como la mayoría de las historias” ¿Qué engloba esa frase en tu literatura?
Más que englobar mi literatura engloba mi vida y la de muchos bolivianos. El bar se constituye en el imaginario boliviano -al menos en el occidente- como un lugar de desahogo, un lugar en el que suceden muchas cosas y se van torciendo. El bar en Bolivia, sea de un barrio de clase media o de una zona periférica se configura como un espacio, primero, en muchos aspectos: masculino, y en segundo lugar como un territorio de desinhibición y de desahogo. Entonces, yo por la experiencia mía, familiar, hay muchas historias que detonan en ese lugar, en el bar paceño. Es algo que me interesaba explorar, no tanto para la justificación del libro pero sí como un detonante, como un disparador que creo que era necesario.

_¿Después del Premio Nacional de Novela con Seúl, Saó Paulo, qué marca en tu carrera El rehén?
Yo interpreto a El rehén como una obra diferente a lo que he escrito antes en cuanto a su proceso de creación. Normalmente soy muy consecuente en la escritura, Seúl, Sao Paulo fue una novela que me acompañó por dos años y medio, los cuentos igual, el libro para niños Tan cerca de la luna me acompañó por medio año. El rehén tuvo un proceso entrecortado, y lo que empezó como una idea lejana en 2016 hoy aparece en papel, o sea que su gestación fue más lenta. Para mí esta novela representa un escalón, porque hay una obra que avizoro de más páginas, de mayor peso -no en el sentido de calidad sino más bien de temas que va tocando- que la voy trabajando hace muchos años, pero la he detenido porque no me sentía listo para algunas escenas que escribí, no me sentía con la experiencia.

Entonces El rehén había aparecido como una historia que yo la tenía muy bien pensada en mi cabeza, estaba súperarmada y la escribí de una manera más veloz. Yo la interpreto como un ejercicio literario que me va a ayudar a lo que pienso escribir después; de hecho, hay una parte en el libro en la que el narrador dice -y me identifico mucho con ella-: “Quizás este libro no es más que un calentamiento antes de escribir el poema en el que diré toda la verdad”.