Opinión

¿Golpe de suerte o calculada estrategia?

2 de noviembre de 2020, 5:00 AM
2 de noviembre de 2020, 5:00 AM

He escuchado y/o leído a muchos analistas referente al resultado de las elecciones. Y casi todos, sin excepción, coinciden en señalar que la diferencia tan grande con la que ha ganado el MAS, se debe, entre otras cosas, al desmarque de su jefe, a la gran organización del partido, además del discurso sobre la recuperación económica que prometió don Luis Arce Catacora, incluida su intención de continuar con el modelo de capitalismo de estado, manejado por él mismo durante su paso por la cartera de Economía, del gobierno de Evo Morales.

En tal sentido, sin embargo, no he visto hasta ahora que tales analistas hayan hecho referencia a un elemento que considero demasiado importante y que no es posible soslayar. Me refiero al bono de 1.000 bolivianos contra el hambre, gestionado por el ex ministro, justo antes de que se efectúe la contienda electoral. Recordemos que la señora Jeanine Añez y su gabinete, aprobaron antes de tal bono, uno denominado bono salud, por un monto de 500 bolivianos, que como todo el mundo sabe, la Asamblea no quiso aprobar el crédito para su desembolso.

Y no lo quiso aprobar, por lo que se puede ver con claridad, ya no sólo por oponerse a una decisión del gobierno transitorio, que “había dicho que no importaba cómo se tenía que llamar el dichoso bono, y lo que urgía era dar luz verde al crédito y pagarlo”, sino que los asambleístas, al mando de la señora Copa, vieron que ello no convenía, pues se dieron cuenta que era mejor dejar en suspenso la decisión, hasta después del voto, habida cuenta de que los votantes, sean éstos del partido o no, con toda seguridad se iban a decantar por Arce Catacora.

¿Y por qué se iban a decantar por él, dirá usted? Sencillamente, porque la necesidad y las carencias tienen cara de hereje, y votar a ganador les daba la seguridad de que la Asamblea ya no se iba a oponer a la aprobación del desembolso. No es difícil pensar, en modo alguno, que miles de votantes, hicieron una simple operación de suma y resta, a saber: “Si voto por el MAS y gana, la señora Copa aprueba, y si voto por la oposición y ésta gana, bloquea”. Así de simple. Tan simple, que pareciera una compra de votos, por no decir otra cosa peor.

En resumen, más que un golpe de suerte, fue una jugada genial y perversa. Y lo genial de todo, es que nadie se dio cuenta ni lo anticipó, ya que, de haberlo hecho, hubiera puesto el grito al cielo, en razón de que por cualquier lado que se la mire, esta maniobra no condice con la ética. Lo justo, sin duda, era haber aprobado el desembolso del crédito antes de las elecciones. Así el juego era mucho más parejo. ¡Qué tristeza es ver que se llegue al extremo de aprovecharse de la necesidad de la gente que, hoy por hoy, poco piensa en las ideologías!.

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