19 de junio de 2022, 4:05 AM
19 de junio de 2022, 4:05 AM



El ex Presidente Evo Morales se estrenó como opinador económico afirmando que: “no se siente el cambio económico”.
Este dardo ha sido muy efectivo y ha colocado en figurillas a todos los Chuquiago Boys que salieron a peregrinar a todas las radios y canales televisivos, habidos y por haber, a desmentir al nuevo opinador.

La narrativa propagandística, de estamos “saliendo adelante”, les fue pinchada desde adentro, nada más ni nada menos, que por el jilakata mayor del proceso de cambio. Esto causó zozobra entre el “bajo clero” y los monaguillos que rezan la novena ideológica del modelo económico. Pero dado que el desliz del hermano y compañero, se trata de fuego amigo y más bien, se aprovechó esta oportunidad para reforzar la ficción ideológica, reinventar el pasado y sembrar la posverdad. La historia oficial, más o menos, va de la siguiente manera: hasta el 2019, más precisamente hasta noviembre, la economía boliviana estaba viento en popa. Desplegaba maravillosamente todas sus virtudes.

De la nada, como dicen algunos de mis estudiantes cuando los pescamos con un chanchullo, vino el golpe de Estado y en 11 meses destruyó completamente la economía boliviana. Los orconeoliberales que entraron al poder fueron de una eficacia estremecedora y en menos de un año, destruyeron la poderosa fortaleza con blindaje de última generación construida en 14 años.

Ahora resta reconstruir el modelo de las cenizas.Y frente a la crisis económica mundial, vuelve la teoría del blindaje en su segunda versión.

En este camino, la estrategia de la negación de la realidad se lleva al extremo y los datos macroeconómicos son torturados con renovado ahínco. Que le economía esté desacelerada desde el 2013, creciendo cada vez menos año a año (2014: 5,4%; 2015: 4,9%; 2016, 2017 y 2018: el crecimiento fue del 4%), y siendo que en 2019 apenas alcanzó el 2,2% de crecimiento, según los tierra planistas de la economía, es un invento de la derecha y la aritmética caprichosa. Señores, entienda, la fuerza telúrica de la revolución es tan poderosa, que ahora, 2,2 es mayor que 6,8 (crecimiento del producto en el 2013), pregonan desde los balcones del poder.

La PIBocracia (los adoradores del Producto Interno Bruto) ahora se agarran del 6,1% del crecimiento.
Pero no dicen nada d que este aumento viene del – 8,7%. Por supuesto, - 8,7 + 6,1 es igual a – 2,6, un número positivo comparado con el año pasado, según la narrativa oficialista.

Además, la tasa de desempleo bajó al 5,3%, cuando a mediados del 2020 era del 11,6%. ¡Toma! Exclaman desde la cúspide del poder. El 80% de estas ocupaciones de sobrevivencia está en el sector de vanguardia de la revolución: la informalidad, el reino de la mano invisible del mercado. Saque pecho y puño izquierdo en alto. Tenemos la inflación más baja del mundo, de qué se quejan.

El déficit público se arrastra hace nueve años y tan solo el año pasado llegó al 9% del producto. Pamplinas y ponzoña de los opinadores del pantano neoliberal. En nuestro caso, el déficit público es muy bueno. En estos tiempos, gastar en una burocracia de más de 500 mil empleados públicos e invertir en elefantes azules hace crecer dinero, pero en los bolsillos de los burócratas y así mismo, produce algarabía en la patria contratista. Además, que las recaudaciones del Gobierno sean cada vez más bajas es un espejismo proyectado desde el imperio. Por ejemplo, la verdad revolucionaria es que los ingresos provenientes del sector de hidrocarburos subieron de $us 5.758 millones, en 2014, a $us 2.347 millones en 2019. Inclusive antes de la crisis estos resultados eran espectaculares.

En 2014, las reservas internacionales del BCB eran de $us 15.000 millones
, a mayo del 2022, están en algo como $us 4.600 millones Solo durante el gobierno de Morales se gastaron $us 8.500 millones de estas reservas. Desde el árbol del poder se afirma: “Nada se crea, todo se transforma”. Esa plata no se ha esfumado. Ahora está en vistosos pozos de gas natural vacíos, en coquetos aeropuertos donde no llegan los aviones, en los museos y canchas que salvan vidas, y en las empresas estatales que están revolucionando la contabilidad y las finanzas. Tienen ganancias operativas, porque venden más de los que gastan. ¿Y el retorno de la inversión del capital invertido? ¿No lo consideramos? Pregunta el alumno de 2do año de administración de empresas. ¡No!. Responden de la nomenclatura. Aprenda mozalbete, jokollo neoliberal. Eso es cosa de pequeño burgués. Vea bien los datos compañerito. Las empresas estatales ganaban más de Bs 7.000 millones en 2014, ahora rinden Bs 2.873. Están mejor. Solo no ve, el que no quiere.

Han estatizado - el sistema de pensiones que administra más de 20.000 millones de dólares de los ahorros de los bolivianos de toda una vida- hace 11 años. Y hasta ahora no han podido tomar el control de estos recursos aunque hace más de 10 años tienen gente pagada para hacer esto en el Estado. No se precipite compañero es un proceso complejo, ciertamente este es un proceso abigarrado y es como llegar a la luna. Nota de pie histórica: A este satélite se llegó en 10 años.

Los neoliberales y sus compinches internacionales le han hecho enojar a la Pachamama, por eso, ella se lo ha guardado sus gases. Si antes producía 60 millones de metros cúbicos por día (MMm3/d) y ahora solamente se produce 40 MMm3/d. Le han hecho dar arrebato a la mamita de la tierra. Las exportaciones de gas natural que llegaban a $us 6.595 millones, en 2014, han bajado a $us 2.251 millones en 2021. Recen a San Lenin, hombres de poca fe, responden desde el púlpito del poder. No ven que el sector hidrocarburos está pujante, aunque el gas se haya hecho gas. No pasa naranjas y se trata de una más de las intrigas de los ‘vende patrias’. Cuándo van a entender que la aritmética es un proceso dialéctico y envolvente. Lo que parece menos, es en realidad MAS.

* Gonzalo Chávez Álvarez es Economista

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