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16 de octubre de 2022, 6:00 AM
16 de octubre de 2022, 6:00 AM

Santa Cruz está siendo víctima de una guerra de baja intensidad encabezada por el gobierno y el MAS en su afán de consolidar su dictadura. La guerra de baja intensidad es una guerra de desgaste y cobra sentido cuando no podés eliminar al enemigo y combina varios aspectos que lo estamos viviendo a plenitud los cruceños y bolivianos que viven en el oriente del país. Combina aspectos militares (cerco estratégico para ahogar a Santa Cruz desde las zonas productoras de alimentos de la canasta familiar), aspectos políticos (desgaste de la Gobernación y de la imagen del gobernador, presentándolo como ineficiente y sin capacidad para solucionar problemas). Aspectos económicos (desgaste del aparato productivo del departamento, disminuyendo la capacidad de producción, ahuyentando capitales en la agropecuaria y disminuyendo la posibilidad de acumulación de riquezas en el sector productivo). Aspectos psicológicos (robarnos el alma, lo que no pudieron con los votos, lo pueden con el caos, acobardarnos de luchar contra ellos, vencernos por el cansancio y tomar Santa Cruz por cualquiermétodo).                                                                      

Muchos racionalmente preguntarán: ¿Por qué no interviene la Policía? Porque la Policía es parte del esquema diseñado para derrotar Santa Cruz, mientras el país se debate en una escasez de diésel, cuando quedamos afuera del corredor bioceánico, cuando no tenemos gas para exportación y quedamos de informales con Brasil que es nuestro principal y más serio consumidor, cuando no tenemos dinero para seguir con la política asistencial de bonos y otras canonjías que solo buscan fidelidad política, el país se va a la deriva y la única región que toma la economía, la producción y la seguridad alimentaria de los bolivianos con seriedad es atacada despiadadamente por el gobierno central y su instrumento político. Al gobierno no le interesa que se profundice la crisis económica, su prioridad es consolidar su poder político.

 La Gobernación debe encabezar esta cruzada para salvar Santa Cruz y, por ende, a Bolivia. Debe fortalecer su equipo político de respuesta, debe saber que su enemigo principal es el masismo y dejar de abrirse frentes de batalla regionales que sólo nos llevan a debilitarnos frente al enemigo principal. Debe conformar un equipo de respuesta rápida a los conflictos y el gobernador convertirse en un hombre de consensos entre los actores políticos e institucionales del departamento, sólo así podremos defendernos y salir adelante.

Espero que en todo el país lo entiendan de esta manera, que salvar Santa Cruz de la hegemonía del MAS, es salvar a los otros ocho departamentos.                                                                                    

Compartí ocho años con Evo en el Parlamento, y es un hombre de victorias o derrotas, no es de concertación y sólo negocia cuando él se ve derrotado o cuando derrota a su enemigo e impone las condiciones que él quiere.   

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