Opinión

Hipocresía

2 de septiembre de 2021, 5:00 AM
2 de septiembre de 2021, 5:00 AM

Que Bolivia es un país machista es una verdad de Perogrullo. Si quedaba alguna duda, el informe que el PNUD presentó en junio de este año nos mostró verdades alarmantes: el 60 por ciento de las mujeres bolivianas sufrieron algún tipo de violencia intrafamiliar, frente al 30 a 35 por ciento de Colombia, Ecuador y Perú y, para rematar, la tasa de feminicidios en nuestro país es la más alta de América.

Partiendo de ahí, las justificaciones de María Galindo para las pintadas que levantaron polémica en Potosí tienen bases sólidas: feminicidios que no encuentran justicia, mujeres que se practicaron un aborto porque el padre no quiso asumir la responsabilidad, amas de casa cansadas y envejecidas… en fin… le faltó argüir las violaciones a niñas y adolescentes que aumentan en progresión geométrica. El detalle es que esos y otros atentados contra las mujeres son cometidos en todo el país, pero Galindo se concentró en una sola ciudad, Potosí, y, para colmo, la llamó hipócrita. ¿Y por qué?.. por haberse quejado de sus pintadas.

Es decir… una persona que invitaste a tu casa te pinta las paredes, tú te quejas y te llama hipócrita. En el caso de Potosí, Galindo fue incluso más allá: levantó la historia de la ciudad para decir que esta fue orgiástica en el siglo XVII y ahora “se atreve” a indignarse con unas pintadas. O sea… como tuviste un pasado vergonzoso, mejor te callas y te aguantas porque, si no lo haces, eres hipócrita.

Si Galindo habría respirado un poco y pedía algo de asesoramiento, quizás le habrían dicho que, si bien Potosí fue una ciudad de pecado en su momento de mayor apogeo, también fue el primer lugar de América en el que las mujeres se empoderaron de verdad porque entre fines del siglo XVI y principios del XVII, había indias, mestizas y africanas que alcanzaron un notable poderío económico, se zafaron de las reglas y la moral de la época y vivieron como quisieron. Es más… algunas llegaron a tener varios amantes a los que mantenían.

Es que la historia de Potosí no fue tal cual nos la contaron y Galindo, que cree saberlo todo, maneja la versión tradicional. También quiere hacer lo que le da la gana y, cuando una porción de la sociedad se rebela, ella generaliza, mete a todos en la bolsa y nos llama hipócritas.

Como ella no debate, porque no te escucha, pues no te deja hablar, entonces hay que escucharle y callar ante su versión de los hechos. Si no, somos hipócritas.

El problema, entonces, es la generalización. Bolivia es un país machista pero existen hombres que rechazan el machismo y lo combaten. Personas como Galindo no los toman en cuenta. Se victimizan, creen que todos nos empeñamos en tapar el machismo, ocultar las verdades que están en las pintadas y nos preocupamos más por unas paredes que por la violencia contra la mujer. No es cierto. Hipocresía también es luchar por unos derechos y desconocer otros.

Juan José Toro Montoya - Periodista


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