Opinión

Huanuni y Huarachi

27 de agosto de 2020, 5:00 AM
27 de agosto de 2020, 5:00 AM

Desde el ‘encuentro de dos culturas’, la europea y la americana, en el territorio llamado hoy Bolivia, se descubre una gran riqueza: la minería. Para proporcionar la mano de obra para la explotación de las minas, el virrey Francisco de Toledo estableció un sistema de trabajo basado en el relevo, el turno que venía desde la época prehispánica: la mita.

Muchas Injusticias fueron desarrolladas en las propias minas a trabajadores indígenas por cuestiones laborales, salarios, sometimiento y condiciones cercanas a la esclavitud accidentes y muertes.

En épocas republicanas fuimos testigos de la minería prácticamente monopolizada por ‘los barones del estaño: Patiño, Hotschild y Aramayo’, la lucha de los mineros por las 8 horas laborales sufriendo masacres por ellas. La primera se realizó en Uncía, en julio de 1918, protagonizada por los mineros de La Salvadora. La segunda masacre se produjo en la misma localidad en septiembre de 1919; la tercera fue en marzo de 1923. Finalmente, la lucha obrera tuvo su primer resultado en el primer convenio laboral por las ocho horas de trabajo, entre los obreros y la empresa La Salvadora de Simón I. Patiño. Luego de una asamblea general, dirigida por Manuel Pareja, el 13 de noviembre de 1919, los trabajadores de Huanuni, aprueban un pliego de peticiones, en el que se fija la jornada de ocho horas de trabajo como máximo, con la declaratoria de huelga general. La empresa condiciona realizar el diálogo en Oruro ofreciendo tren para el traslado de los dirigentes, pero los obreros deciden cubrir el trayecto a pie, desde la Plaza de Huanuni hasta la Casa de Simón I. Patiño, escoltados largo trecho por mineros armados de fusiles y cartuchos de dinamita. El conflicto se prolonga por 54 días, desde el 17 de noviembre de 1919 hasta el 20 de enero de 1920, con la firma del Acta de Compromiso entre la Compañía Minera Porvenir y los delegados de los trabajadores, con la presencia del prefecto de Oruro.

En julio del 1980 Fuimos testigos de la resistencia minera al golpe de Luis García Meza, que tuvo el saldo de 13 muertos a bala.

El estatuto orgánico de la COB dice que el subsecretario ejecutivo debe ser un minero y entre ellos tenemos a históricos dirigentes: Juan Lechín, Simón Reyes, Edgar Ramírez, Jaime Solares (líder durante la caída de Gonzalo Sánchez de Lozada) entre otros, que siempre mantuvieron una línea contestataria a los regímenes de turno.

La visión estratégica de la COB incorpora las demandas de toda la clase trabajadora. Los Mineros de Huanuni -en especial sus dirigentes- Siempre han sido vanguardia de la lucha del proletariado boliviano con excepción de Huarachi. ¿Pero qué pasa con él? La independencia político partidaria para él fue solo historia, se podría decir que no hubo dirigente más servil a los intereses del MAS, junto con Pedro Montes.

Lo que muchas veces sale publicado en la prensa, como que todos los mineros apoyan a Huarachi, es sólo un mito porque debido a la pandemia hay un descontento con el manejo de la crisis política por parte de éste, que prioriza sus intereses personales a la lucha por el proletariado minero. Huarachi tiene que dejar de ser pongo del masismo y luchar por los mineros y las clases desposeídas de Bolivia.

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