Este mes, la Cidob Orgánica tiene audiencia en la CIDH y está gestionando un acto de desagravio de parte del Gobierno de transición. Tiene poca fe en el sistema judicial boliviano, al que acusa de estar sometido al anterior régimen

12 de septiembre de 2020, 14:47 PM
12 de septiembre de 2020, 14:47 PM

Mientras unos dicen que todo florece en septiembre, a ellos este mes les duele. Recuerdan el llanto de los niños extraviados en el monte, de los ancianos y las mujeres, reprimidos por la Policía.

El 25 de septiembre de 2011, los indígenas que participaban en la VIII Marcha Indígena por el Tipnis fueron gasificados, maniatados y golpeados por los uniformados. Del hecho pasaron ya nueve años, sin respuesta del sistema judicial, y este hecho marcó un quiebre entre el anterior Gobierno, liderado por Evo Morales, y el pueblo indígena.

Los indígenas del oriente habían emprendido una marcha hacia La Paz pidiendo que no se construya una carretera que parta el Tipnis. El Gobierno de Evo Molares la desprestigió y ese 25 de septiembre llegaron policías a reprimirlos y sacarlos de la movilización, en un hecho sin precedentes.

Por primera vez, desde entonces, no gobierna Evo Morales, cosa que les da un atisbo de fe en que se busque a los responsables de la violencia. Precisamente, entre el 28 de septiembre y el 9 de octubre, la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (Coica), presente en nueve países, gestionó una audiencia para la Cidob Orgánica ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la OEA, instancia que reconocen ha sido muy cuestionada en los últimos tiempos, pero donde seguirán insistiendo en su búsqueda de justicia.

Del mismo modo, la Cidob orgánica está solicitando un acto de desagravio de parte del Gobierno de transición, y para eso ya está hablando con varios ministros.

En cuanto al sistema judicial boliviano, la Cidob Orgánica no le tiene confianza, tampoco al equipo de Jeanine Áñez.

“Nunca olvidaremos cómo nos apalearon en Chaparina, creemos que todavía no habrá justicia para nosotros porque jueces y fiscales siguen siendo afines al anterior régimen y el Gobierno actual continúa conviviendo con el MAS. No nos interesa que Jeanine Áñez y su gente nos reconozca, ya somos reconocidos en el ámbito internacional a través de la Coica”, dijo Tomás Candia, presidente de la Confederación de Pueblos Indígenas del Oriente Boliviano (Cidob Orgánica).

“Sabíamos que hay una etapa política, entendemos que el Gobierno transitorio va más por un tema político de cazar votos. Soy un convencido de que tarde o temprano habrá justicia, no con los jueces y fiscales que tenemos ahora”, lamentó Adolfo Chávez, expresidente de la Cidob.

Política de paralelismos

Tal como sucedió en Ecuador, en Bolivia el movimiento indígena fue dividido, con la diferencia de que en el otro país ha vuelto a unificarse tras la salida de Rafael Correa.

Actualmente, existen la Cidob y la Cidob Orgánica, dos entidades matrices, duplicidad que se repite en varios municipios, como Guarayos y los del Bajo Paraguá (Cibapa), entre otros.

EL DEBER se comunicó con Gregorio Díaz Mirabal, del pueblo indígena curripaco y actual coordinador general de la Coica, para conocer la postura del ente matriz sobre la legitimidad, según usos y costumbres.

Desde Ecuador, donde está la sede, Díaz Mirabal explicó que quienes conforman lo que es hoy la Cidob Orgánica son cofundadores de la Coica, hace 36 años.

“Como Coica estamos catalogados por las Naciones Unidas y organismos internacionales como la organización indígena más grande del planeta, al estar estructurada por nueve países y todo el territorio que abarca la Amazonía, de millones de km y 500 pueblos indígenas. Tenemos vocería en la ONU, en el Tratado de Cooperación Amazónica, en la Organización Panamericana de la Salud, ante organismos multilaterales como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID)”, argumentó.

Díaz Mirabal lamentó que la única vocería que no logran los pueblos indígenas del planeta es ante sus propios gobiernos, y puso como ejemplo los casos de Brasil y de Bolivia. Para ejemplo, mencionó que con fondos internacionales de la Coica se han distribuido más de 50 toneladas de alimentos y medicamentos entre las naciones indígenas de Bolivia.

Sobre los paralelismos, Díaz Mirabal dice que es una característica de los gobiernos dividir al movimiento indígena. “En el caso de la Cidob se impuso la politiquería, es lamentable que lo hubiera hecho un Gobierno indígena, o que se catalogaba de esa forma”, cuestionó.

Para el coordinador general de la Coica, los pueblos originarios deben mantener la autonomía política y territorial ante cualquier Gobierno. “Si hay que coordinar en salud y educación, se coordina, pero no podemos ni debemos ser parte de los gobiernos porque nosotros ya somos otro gobierno, uno territorial, y una vez que formamos parte de un Gobierno constitucional que es político, a través de los partidos, estamos cayendo en una debilidad”, sostuvo.

La autoridad internacional de los pueblos indígenas también se comprometió a acompañar el proceso de unificación y de diálogo de los pueblos indígenas en Bolivia. “Queremos la unidad que en algún momento fue dividida por Evo Morales, el verdadero poder está en el autogobierno”, insistió.

“Hemos sido consecuentes de no llegar a la politiquería por cuidar que el barco llegue a puerto y decir ‘acá hay un movimiento unido en Bolivia, misión cumplida’. Ese es nuestro reto. Ya nada queremos con los políticos que hicieron daño al movimiento”, aseveró Adolfo Chávez.

Colonos o indígenas

Sobre las confusiones generadas por la aparición de nuevas figuras, como las de interculturales en las tierras bajas, Chávez hizo una aclaración.

“Es sencillo, ellos tienen solo dos orígenes, quechua o aymara. Como se consideren o se cambien de título es otra cosa, porque antes eran colonizadores y ahora son interculturales. El tema de ellos es más de explotación de la madera, más mercantilista. Tienen un espacio de tierra, lo venden y se van apropiando de otras tierras y van despojando a otros pueblos, simplemente son avasalladores”, lamenta.

Chávez dice que hay un gran error del sistema, tanto en lo nacional como en lo departamental. Recomienda la creación de una fuente de datos para ver cuántas personas tienen propiedades para el cultivo, o tierras comunitarias.

Deberíamos estar registrados, por eso es que aparecen los ‘sin tierra’. Hasta ahora el INRA departamental no ha mostrado una solución, ni la Comisión Agraria Departamental de Santa Cruz, con todo este avasallamiento que hemos sufrido en los siete departamentos donde la Cidob tiene jurisdicción”, cuestionó.

Para Roni Ribera, del consejo de gobierno de la Cidob Orgánica, el régimen de Evo Morales, “aunque suene crudo, prostituyó a los hermanos indígenas”.





La sede, peleada

Actualmente, la Casa Grande, sede indígena ubicada en la Villa Primero de Mayo, es ocupada por la Cidob que fue reconocida por Evo Morales, dirigida por Gregorio Queti.

Según los dirigentes de la Cidob Orgánica, no piensan pelearla del modo en que ellos fueron desalojados, con gases y peleas entre hermanos indígenas.

“Tenemos claro que la institución no la hace un edificio, la hace el derecho que nosotros estamos peleando y la legitimidad que nos dan nuestras bases. No somos objetos para que no estén reconociendo o avalando, quienes deben reconocernos son nuestras bases, es de abajo hacia arriba, de las comunidades, en base a nuestros usos y procedimientos”, adujo Roni Ribera, pero aclaró que las organizaciones indígenas, a pesar de ser apartidistas por principio, no están impedidas de sentarse a dialogar.

El gobierno de Evo Morales nos quiso mostrar como unos bárbaros con plumas y taparrabos y que cuando ‘se nos sale el indio’ agarramos un palo o un ‘jone’. Somos civilizados, podemos sentarnos a charlar con cualquier Gobierno, pero tampoco nos dejamos usar para la foto”, aseguró.

Adolfo Chávez confiesa que pensó que la presidenta Jeanine Áñez, a través del ministro de Gobierno Murillo, iba a devolverles la casa que consideran suya.

“En el otro régimen, los ministros de Gobierno y de la Presidencia mandaron a tomar nuestras instalaciones y tuvimos que salir escapando porque no pasábamos de 40 personas y ellos eran 300, con balines, gases y palos. Eso ha quedado marcado en la historia. Creímos que la presidenta transitoria iba a entregarnos la sede, por dignidad. Y más bien vimos al ministro Murillo reunirse con la Cidob del anterior Gobierno, y Murillo sabe perfectamente que nuestra sede fue intervenida”, criticó.

Chávez asegura que no quieren actuar como en su momento sucedió, cuando entre hermanos llegaron a los golpes. “A eso quieren llevarnos los gobiernos, tanto del pasado como el transitorio, y no vamos a darles gusto. Si hemos aguantado más de 14 años, por qué no aguantar un par de meses, pero con el nuevo Gobierno seremos contundentes de plantear nuestra propia agenda como Cidob Orgánica”, dijo.

Septiembre los acongoja, pero Chávez dice que también les recuerda lo que es resistencia y lucha en medio del llanto. Aunque sigue sin respuesta la eterna pregunta “¿Quién dio la orden?”.