4 de marzo de 2022, 4:00 AM
4 de marzo de 2022, 4:00 AM


¿Cómo asumir con responsabilidad y sagacidad el desafío de ser la capital económica de Bolivia, el centro de integración político-económica y corazón de América del Sur? La excelente noticia es que este proceso ya empezó gracias a las presiones demográficas, el contexto de cambios institucionales y una línea cultural notable que no es adversa a las instituciones del mercado.

Las sociedades requieren de un sistema económico para progresar materialmente, un sistema político para administrar el poder y evitar su abuso, y un sistema académico-cultural para permitir que haya una sana convivencia.

El liderazgo empresarial es innegable, ¿es necesario que ese liderazgo se repita en el ámbito político, académico y cultural? No, no es necesario, es natural. Las dinámicas de desarrollo en términos demográficos concentran el poder el Santa Cruz, que ya es, hoy por hoy, el centro político de Bolivia. Las élites políticas, académicas y culturales deben darse cuenta de ello, por lo que, para ellos, es menester asumir una narrativa con visión nacional e internacional. Los líderes de Santa Cruz no pueden ser ajenos de los fenómenos mundiales.

Las discusiones públicas cruceñas no pueden girar únicamente en torno a los destinos de la ciudad de los anillos, las élites políticas deben reconocer que, en Bolivia y buena parte del Cono Sur, las grandes discusiones de la humanidad no serán efectivas sin la participación activa de líderes (políticos, académicos, empresarios y culturales) cruceños y, como tal, deben estar preparados para responder al desafío histórico. Es inevitable.

Quienes pretenden instalar una narrativa sin el liderazgo cruceño pierden su tiempo y quienes financian esas líneas discursivas, pierden dinero. Santa Cruz inevitablemente decidirá -y ya decide- buena parte del futuro de Bolivia.

Nuestros líderes pueden asumir el desafío o negar (u obviar) que tienen esta responsabilidad histórica, el único precio es sentarse a hablar y escucharse entre sí con una visión de futuro clara y propia de una sociedad libre. De aceptar el desafío acelerarán procesos de desarrollo como pocas veces se vio en la historia reciente de Bolivia, pero de eludir tal responsabilidad, dichos líderes quedarán como un obstáculo a las complejas dinámicas sociales, quedarán como un mal recuerdo que todos querrán olvidar.

¿Qué regalo darle a Santa Cruz? El compromiso de hacer de ella, una metrópoli de incidencia continental.

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