25 de febrero de 2022, 4:00 AM
25 de febrero de 2022, 4:00 AM


Invicto es aquel que no ha sido vencido nunca. Este adjetivo, muy utilizado en la jerga deportiva, se emplea para calificar al individuo o equipo que siempre sale victorioso, o en el peor de los casos, empata, pero nunca es derrotado.

En un campeonato de fútbol, salir campeón invicto, es el mayor logro que se podría obtener. Terminar invicto un torneo con muchas victorias, algunos empates y ninguna derrota es la gloria misma.

En el fútbol y en otras disciplinas, también existe la noción de valla invicta. Es decir, que el arco del equipo no ha recibido ningún gol. Las estadísticas hacen un seguimiento minucioso de este pequeño gran detalle: el guardameta de tal equipo lleva una cantidad de partidos o minutos conservando su portería invicta.

En el boxeo este adjetivo es un dato clave para promocionar a un pugilista: fulano de tal peleó cuarenta veces, obtuvo cuarenta triunfos, treinta de ellos por nocaut. ¡Este boxeador está invicto!

En tiempos pandémicos, el concepto de “estar invicto” tiene otras connotaciones que escapan al ámbito competitivo del deporte. Un invicto, en la actualidad, es aquel que no ha sido contagiado por el virus del covid-19.

En Bolivia, entre finales de 2021 e inicios de este año, cuando se produjo la cuarta ola, éramos muchos los invictos. Aunque han disminuido notablemente, sigue habiendo una cantidad importante de casos de personas que, a pesar de estar en contacto con convivientes positivos de covid-19, no llegan a infectarse y dar positivo en las pruebas.

Para tener una visión más depurada sobre el tema, hay que descartar los falsos invictos. Estos son aquellos individuos asintomáticos. Muchos de ellos, nunca sabrán que ya tuvieron la enfermedad porque pasaron la infección sin ningún síntoma. Salvo que se hagan una prueba de laboratorio para detectar restos genéticos del virus y confirmar que, aunque no se enteraron, ya perdieron su invicto.

Yo conozco un caso particular de un invicto confirmado, como deben haber otros tantos miles. Mi amigo, José Ernesto Vargas Bravo —alias Ruddy—, capitán general del Piñatas Bike Club, un grupo de ciclistas que sale a pedalear por las interminables rutas al otro lado del río Piraí.

Ruddy trabaja en una de las más importantes empresas de Bolivia especializada en la producción y comercialización de harinas y fideos. Es decir, un rubro, el de los alimentos de consumo masivo, que incluso, durante la cuarentena rígida trabajó sin parar. Él, al encargarse de la parte de logística y transporte, tiene un intenso y permanente contacto con diversos públicos.

En una industria de más de 500 trabajadores, donde casi el 70% enfermaron, ¿cómo pudo él mantenerse invicto?
Las primeras respuestas obvias tienen que ver con las medidas de bioseguridad. La empresa implementó todo un protocolo preventivo, hizo los cambios necesarios en la infraestructura y proporcionó equipamientos de protección. Una de las partes del sistema prevé PCR periódicas para todo el personal. Ruddy viene ratificando su invicto en 20 pruebas de estos casi dos años de pandemia.

Un detalle, no menor, es que él se ha vuelto casi obsesivo en su cuidado personal: ha recibido dos esquemas de vacunación; no ha dejado de asistir a reuniones y ciclismo al aire libre, pero siempre carga y usa su frasco de alcohol; mantiene una distancia prudencial, que muchos critican y se burlan; y cuando no está pedaleando, conserva el barbijo puesto.
Además de todo eso, ¿haber tenido enfermedades, por otros coronavirus, lo han inmunizado? ¿podría haber personas que tienen una inmunidad innata que los mantiene invictos? ¿Habría una predisposición genética entre los invictos?

Tags