Hace una semana falleció el cantautor orureño, voz y uno de los líderes del emblemático grupo Savia Nueva. Deja una herencia musical importante para Bolivia y una senda para los nuevos músicos

14 de junio de 2021, 7:00 AM
14 de junio de 2021, 7:00 AM

En una entrevista de televisión de 2015 le preguntaron a Jaime Junaro: ¿Qué no se debe hacer en la música? y él decía que “no se la debe utilizar para servirse de ella para asuntos personales. Alguien dijo que la música viene del pueblo y deber ir para allá”. En pocas palabras, el cantautor de Savia Nueva sintetizó el norte que siempre guió su trabajo, de ser un medio para trasmitir mensajes, emociones que recogía de la gente y de sus vivencias personales y devolverlas en forma de canciones.

laime Junaro Durán falleció a la edad de 72 años el pasado lunes 7 de junio, luego de que su salud se deteriora debido a la diabetes que padecía y otros problemas de salud que se agudizaron en abril, cuando contrajo Covid-19.

Figura fundamental de la denominada nueva canción boliviana con Savia Nueva, que apostó por hablar en sus letras de los problemas sociales y cuestionar el exceso de poder y las dictaduras de los años 70 y 80 en el país y en América Latina. Eso determinó que en los años de la represión militar sus canciones no fueran difundidas y circularan más en casetes clandestinos.

Jaime fue la voz principal y compositor de muchos de los éxitos de Savia Nueva, que en 1976 creó junto a su hermano César Junaro y Carlos López. De esa primera etapa también participaron Edwin Alabia y Raúl Chacón. Fue un periodo, que al decir del propio músico tuvo un fuerte acercamiento hacia el folclore boliviano y latinoamericano.

La voz y la presencia de Jaime Junaro en el escenario era notable



En los años 90, el grupo inició una nueva etapa, esta vez sin César Junaro y liderado por Jaime en la que participaron Willy Claure y Yalo Cuéllar, que duró poco más de tres años antes de que cada uno de sus integrantes decidiera seguir caminos separados.

Jaime realizó producciones como solista y decidió radicarse en Europa por algunos años.

Luego de algunos años los hermanos Junaro vuelven a juntarse y cuentan con la presencia de David Portillo. En el último periodo de Savia Nueva, Jaime y César se hicieron acompañar por una nueva camada de jóvenes músicos, pero que mantuvieron la esencia de lo que fue Savia Nueva.

Si bien, la principal pasión de Jaime fue la música, tenía otra que siempre lo acompañó, el cine. En su juventud estudió cine y fue alumno de Luis Espinal, Óscar Soria, Antonio Eguino y Paolo Agazzi e incluso participó de la película El Celibato.

“Era una persona muy bromista, siempre nos hacía reír con sus chistes, también era terco, pero era parte de su personalidad”, recuerda Willy Claure, que de admirarlo de joven, luego se convirtió en su amigo y compañero de escenario. Fue justamente Jaime el primer músico invitado a tocar en Tapekua, cuando Claure y su familia inauguraron el bistró de la calle La Paz en 1989.

“Su voz es muy peculiar en Bolivia. Es una voz fantástica. El trabajo de él como cantante, como compositor creo que ha marcado un momento en la vida en Bolivia. Su presencia y trabajo artístico creo que ha sido una huella muy importante y fundamental dentro del patrimonio musical boliviano” sostiene Claure.

“Jaime era una persona apasionada, pionero, líder a su estilo, hombre digno amante de la estética, sincero en sus composiciones humilde rebelde y obedientes; parece todo contradictorio, pero eso ha hecho su integridad. El mejor homenaje para él, creo que es seguir escuchándolo y queriéndolo”, reflexionó en su despedida su hermana, la cantante Emma Junaro.