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26 de julio de 2022, 4:00 AM
26 de julio de 2022, 4:00 AM

Róger Cortez


Al cabo de persistentes anuncios, o de una especie de preparación psicológica de largo aliento, asistimos a una aparente operación de relanzamiento del Ministerio de Gobierno que, además de sus propios problemas, se muestra crucificado por los enfrentamientos internos del MAS.

Este despacho, especializado en el control y represión de contrincantes políticos, da señales de querer vigorizar su presencia en la escena política encarcelando valerosamente a cuatro jóvenes manifestantes, en posible respaldo de su relumbrante campaña con una medida que, si se mide por sus anuncios, tendría que conseguir que bajen en picada las estadísticas de los crímenes violentos, incrementando la seguridad ciudadana y, talvez, impactando sobre el tráfico clandestino de tierras o el gran saqueo nacional  que practica la minería ilegal.

Después del fracaso de los continuos cambios de comandantes, o las sonadas rondas de presentación de sospechosos, los asesores de imagen, los expertos de relaciones públicas del ministerio probablemente esperan que las redacciones de los periódicos, las redes sociales digitales, las esquinas y los cafés del país estén sacudidos,  en medida parecida a los centenares de jueces y fiscales corruptos, asustados al creer que su hora de rendir cuentas ha llegado, porque la nueva y gran medida del ministerio de Gobierno quizás ponga fin -al menos ha puesto precio-a la era de los autos con vidrios oscuros.

Lo que nadie había imaginado ha sido detectado por la mirada del ministerio de Gobierno: lo que nuestro país necesita, ahora, sin demoras ni vacilaciones, es transparentar los vidrios negros de los autos y, de paso castigar las malas intenciones de quienes los tienen.

La aplicación de esta medida clave, hará que los policías incrementen su carga de trabajo, quizás disminuyendo algo de su atención de cosas secundarias, como prevenir, detectar y combatir delitos, para concentrarse en lo fundamental, encontrar y sancionar a la madre de todos los crímenes,  los vidrios negros. Queda flotando en el ambiente la interrogante de si el lanzamiento de la medida tiene relación con que los efectivos golpeados en Sinahota, hayan sido atacados desde un carro con vidrios oscurecidos.

En un extenso documento de 11 páginas -más minucioso que algunas leyes- el ministerio detalla siete categoría de automotores, clasificados de acuerdo a propiedad, uso y otras sofisticadas características, que empezarán a ser beneficiados con el cobro de una suerte de impuesto enmascarado que, más allá de fortalecer las arcas de la represión política, talvez sirva para activar la economía y crear algún empleo, aunque no sea tan digno.

Hay enorme expectativa para conocer nuevas entregas o anexos de la resolución ministerial donde se exponga y justifique cuál será el impacto de esta importantísima medida en controlar y disminuir el crimen. Podría ser que allá se explique por qué el ministerio mantiene en el máximo puesto del control de tráfico ilegal de drogas a un funcionario denunciado de haber ordenado que no se intervenga el que supuestamente sería el mayor complejo industrial de cristalización de cocaína descubierto hasta ahora. ¿Será posible que el funcionario diluyó la denuncia en su contra utilizando un vehículo con cristales negros indetectables?

Talvez esa sea también la explicación de por las qué se ha liberado a detenidos, identificados como partícipes del secuestro armado de varias personas, incluyendo periodistas en Santa Cruz. O, de la impunidad completa de un concejal oficialista que en Mairana apaleó a su mujer. Tiene que ser un problema de vidrios polarizados.

En un plano más insondable, algunos teóricos están esperando que la resolución de los vidrios negros derive en escritos doctrinarios que expongan como esta sorprendente medida ahondará la revolución cultural democrática, expandiendo el poder de los sectores populares y propinando un inesperado golpe a la derecha y al imperialismo.

Más allá de las expectativas de alto vuelo y las especulaciones, lo que parece seguro es que la resolución que consagra la sagacidad y la altura histórica del ministro del ramo necesitará de nuevos documentos, justificando las causas de que la resolución imponga pagos con efecto retroactivo, como una sanción, que se aplica como sospechosos de ser criminales, es decir,  a cualquiera que conduzca un aterrador vehículo con malignos vidrios negros.

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