3 de julio de 2023, 4:00 AM
3 de julio de 2023, 4:00 AM


Hace poco más de un año, en marzo de 2022, analizamos en este mismo espacio las oportunidades que se nos estaban evaporando junto con nuestros recursos evaporíticos (El Deber 21/03/2022), y hoy nos vuelve a preocupar el tema, en razón a la entrevista publicada el pasado domingo en el Diario El Deber, al Ministro de Hidrocarburos y Energía, en la que la autoridad señala textualmente que “es muy importante poder aprovechar este tiempo y evitar que nos juegue una mala pasada, y nos podemos quedar con litio bajo el subsuelo”. 

En la misma entrevista lograda por el periodista Juan Carlos Salinas, el Ministro confirma la inversión en la construcción de la planta de Carbonato de Litio, adjudicada a la china CBC/CATL, que sumará 1.400 Millones de dólares hasta 2024 y una proyección de 9.000 Millones de dólares hasta 2028, si se logra incrementar la producción de las 45.000 toneladas esperadas en dos años a 200.000 toneladas proyectadas en cinco años. La esperanza está puesta en la tecnología basada en la extracción directa del litio (EDL) que sustituye la producción de las piscinas de salmuera, con lo cual se espera alcanzar 1.500 Millones de dólares de exportación de Carbonato de Litio hasta 2024. 

Las exportaciones bolivianas de Carbonato de Litio el 2021 totalizaron poco más de 1.000 Toneladas por 10 Millones de dólares, vendidas a China y Rusia; el año 2022 el volumen bajó a 650 Toneladas por un valor de 34 Millones de dólares, debido al elevado precio del “oro blanco” (como se conoce al carbonato de litio) que el año pasado rondó los 65.000 dólares por Tonelada de Carbonato de Litio Equivalente (LCE). Por su parte, el otro producto obtenido de los salares bolivianas, el Cloruro de Potasio, utilizado en la industria de abonos y fertilizantes, se exportó 32.500 Toneladas el 2021, por valor de 9,6 Millones de dólares, aumentando en 2022 a 47.300 Toneladas por valor de 30 Millones de dólares, casi en su totalidad vendido al Brasil.

Con reservas probadas de 21 millones de toneladas de litio, seguido por Argentina que posee reservas por 19 millones y Chile con 11 millones, nos constituimos en el denominado triángulo del litio, que en el caso de nuestro país proyecta una producción para 2023 de 650 Toneladas de Carbonato de Litio, y 90.000 Toneladas de Cloruro de Potasio, que sumados deberían generar ingresos por 90 Millones de dólares en la presente gestión, según lo proyectado por la estatal Yacimiento del Litio Boliviano (YLB), cifra mínima para lo que se espera del valioso recurso estratégico.

Recordemos que el despertar del litio en Bolivia data de octubre de 2018 cuando el Gobierno de entonces a través de YLB firmó un contrato de asociación para la explotación del litio en el salar de Uyuni con la alemana ACI Systems, para la producción de hidróxido de litio con salmuera residual de la producción de cloruro de potasio y la posterior producción de material catódico y baterías de litio con una inversión inicial de 300 millones de euros en la primera fase, que debía llegar en total a los 900 millones de euros en la fase de industrialización final, junto con la generación de 1.000 empleos directos y cerca de 10.000 empleos indirectos. El contrato quedó concluido con la abrogación del DS 3738 en noviembre de 2019 con la crisis post electoral y luego de 40 días de huelga del Comité Cívico de Potosí que reclamaba mayores regalías.

Mientras en Bolivia aún parecemos calentar motores, la carrera por el litio en la Región está en su punto de ebullición con un nuevo jugador de peso que se suma a la Argentina y Chile, el Perú, que entró en carrera con mucha fuerza. Este año los costos de inversión en una planta de la canadiense American Lithium en el proyecto Falchani ubicado en Puno, ya ascienden a 700 Millones de dólares y se espera inicie su construcción el 2024 para extraer litio de roca con pureza del 99%, esperando una producción de 60.000 toneladas de Carbonato de Litio en cinco años.

En mayo pasado el gobierno chileno presentó la Estrategia Nacional del Litio basado en acuerdos de explotación del mineral en alianzas públicos privadas, totalmente apartadas de la nacionalización, ante lo cual más de 45 empresas extranjeras han manifestado interés para ampliar la base de explotación de sus salares en cuidado con el medio ambiente. El año 2022 la producción chilena de litio fue de 39.000 Toneladas y genero más de 5.000 Millones de dólares en regalías y 7.700 Millones de dólares de exportación de Carbonato de Litio, el mayor producto de exportación “no Cobre”. La chilena privada SQM y la estadounidense Albemarle son, por ahora, las productoras de Litio en Chile, bajo contratos de explotación.

El otro “Big Player” del litio en la región es Argentina que el pasado año produjo 6.200 Toneladas de litio que representaron cerca de 700 Millones de dólares de exportación, con tres plantas en producción operados por las australianas Allkem y Orocobre y la estadunidense Livent. En los últimos dos años la producción del mineral atrajo la inversión de más de 3.000 Millones de dólares en 36 nuevos proyectos de extracción basado en piscinas de salmuera. Se espera que las inversiones en el sector lleguen a los 8.000 Millones de dólares en cinco años. 

La pregunta es, ¿Cómo es que Bolivia, el país con la mayor reserva mundial de litio, no produce ni el 1% de la producción mundial que solo le generan 40 Millones de dólares de exportación? ¿No estamos haciendo algo errado?