La casa del sur, una película boliviana sobre mujeres

Para la directora Carina Oroza existen dos tipos de historias, la que aparece en los libros y la que sucede dentro de cada casa, en “habitaciones de personas que construyen este país o simplemente luchan para que la dictadura no vuelva a él”. Es en la segunda en la que se inspira y en la que participa La casa del sur, su ópera prima junto a Ramiro Fierro que se estrenará el 22 de octubre, como parte del Fenavid.

Oroza, que tiene experiencia en cortometrajes premiados en festivales nacionales, es también la guionista de una historia sobre mujeres, amor, familia e igualdad.

Sinopsis

Inspirada en un hecho real. Durante la última dictadura boliviana, en la zona de Kantutani, Naty y su hija Anita son retenidas en una hacienda por militares que buscaban a unos guerrilleros. Treinta años después, Anita, convertida en una chef desorientada y triste, retornará a su país y a su antiguo hogar con la intención de vender la construcción que recibió en herencia; pero al atravesar la puerta, la casa le regalará las piezas necesarias para entender el pasado y decidir su presente.

“Trabajar historias de mujeres para mí es un tema de identidad, creo que es la visión que le falta a nuestro cine y, en general, a nuestra cultura”, expresa la directora.

Su ópera prima cuenta con un elenco de actores premiados a nivel nacional e internacional, como Alejandra Lanza (Quién mató a la llamita blanca y American visa), Arwen Delaine (La entrega) y Piti Campos (Juana Azurduy, guerrillera de la patria grande), David Mondaca (Amargo mar y El día que murió el silencio) y Cristian Mercado (Contracorriente, Pseudo y Santa Clara).

La exhibición está programada para el 22, a las 19:00, en Multicine de Las Brisas. Mientras tanto, el estreno abierto espera que las condiciones de los cines se regularicen.

Fierro comparte que la historia de la película, aunque sucede en La Paz, fue rodada en Tarija para mostrar la belleza de esta región y sumar a la producción elementos como los viñedos, la cosecha y el vino.

Para el director, en su ópera prima se esforzaron por llevar una historia pequeña, de esas que permanecen ocultas, a la pantalla, garantizando la mejor calidad técnica y narrativa.

Crítica

Dune: Épica y profundamente familiar

Charlie Hurtado / Comunicador Social y Cinéfilo

La película dirigida por Denis Villeneuve (Arrival, 2016, y Sicario, 2015) lleva a la pantalla grande la exitosa novela de ciencia ficción de Frank Herbert. Es uno de los proyectos más ambiciosos y significativos del género, por su temática y la envergadura del universo que presenta.

La historia se desarrolla en un futuro en el que la humanidad migró y construyó civilizaciones en otros planetas. Para preservar una tensa paz, conforman una federación imperial liderada por siete ‘casas’, una suerte de monarquías que funcionan a manera de feudos, con permiso para explorar y explotar recursos naturales encontrados en diferentes planetas.

Como es usual en la ciencia ficción, Dune construyó un universo de fantasía basado en elementos reales de la política, la economía y los conflictos bélicos de los años 60 y 70. EEUU estaba en plena guerra fría con la Unión Soviética y el mundo vivía el auge del petróleo, especialmente el que se explotaba en Medio Oriente. Con este trasfondo Herbert construye su épica fantasía galáctica, que cohesiona elementos futuristas, medievales y mitológicos con un equilibrio exquisito, que le sirven como fundamento para la trama geopolítica.

Villeneuve plasmó de manera brillante cada elemento para sumergirnos en un mundo que se siente muy real. La fotografía, el vestuario, los paisajes reales y virtuales y el diseño sonoro no hacen otra cosa más que sumar a la grandiosidad de la historia. Además, la película cuenta con un reparto de estrellas que saben que son parte de algo más grande que ellos mismos.

Si te gustan los efectos de sonido y visuales, las batallas épicas y los vestuarios futuristas, te aconsejo verla en el cine; es un espectáculo digno de admirar en la pantalla gigante desde el 21 de octubre.

Oroza junto a Ernesto Fernández, director de fotografía