Opinión

La derecha tuvo la culpa

15 de enero de 2021, 5:00 AM
15 de enero de 2021, 5:00 AM

No es por alardear, pero años atrás, accediendo a una invitación de un senador republicano en el Congreso de Estados Unidos, estuve todo un día en el Capitolio. Tuve la misma sensación cuando estuve en El Vaticano, muy lejos de la algarabía de Urkupiña y el trajín frenético de Cotoca.

El Vaticano y el Capitolio son de una pulcritud increíble. Sus bóvedas, sus pasillos, sus dependencias solo inspiran respeto y te da la sensación de ser un piojo tuerto en las columnas de la solemnidad. Un orden en el desorden turístico, pero en ambos lugares, la sensación es que estás en la casa de Dios.

En realidad, no sé cómo es la casa de Dios. Porque vivir en una basílica debe ser muy frío, especialmente por las noches, y sería una irreverencia pensar que el Supremo se la pase trotando por sus pasillos marmolados para entrar en calor.

Pero quería referirme al Capitolio. Hablar de la inmaculada catedral de la democracia a la que no se puede mancillar ni con la basurita que sacamos de nuestro ojo, menos con la colilla de un cigarrillo.

¿Quiénes pueden mancillarla? ¡Obviamente la derecha, la que pertenece al ala de la ignorancia y del nazismo!

Ver las escenas que protagonizó la tropa de imbéciles azuzados por Trump fue superior a Apocalipsis Now.

Solo la derecha extremista puede tener tanta maldad. Siempre siembra saña en el mundo. ¿Ya ven? Hace un tiempo hicieron correr la bolita de que Evo tenía una ñatita de 16, ahora que tiene Covid-19. Otros insistirán que es ‘Covid-20’, que, a más de ser inglesa, es más contagiosa. Esa es una calumnia, pero el coraje del exmandatario lo desmintió: “Solo tengo tos, solo me han internado en Los Olivos porque tengo dificultades respiratorias y la derecha dice que tengo Covid”, lo dijo machamente.

Bueno, lo dijo en el tono plañidero de siempre porque la victimización, jugar fútbol y patear las bolas de su adversario, han estado entre sus principales hobbies. Siempre.

Admitanos que la derecha fanática es tan perversa como lo es la izquierda extremista, pero ni a esos niveles, a nadie le importa un pito si Evo tose, si está sano o está a las cachuchas.

Su afán plañidero de hacer noticia ya no es gracioso. Es confirmar que las evadas que lanza, periódicamente son las huevadas de siempre.

Y por último, Evo tiene Covid-19 y se curará con mate de coca.

Tags