Cada vez más voces piden una condonación masiva para los países asfixiados por préstamos, para que la lucha sea efectiva

9 de noviembre de 2022, 4:00 AM
9 de noviembre de 2022, 4:00 AM


Ralentizada por mil motivos, la carrera contra el cambio climático ha topado con un nuevo escollo. Se llama deuda y azota con una virulencia desconocida en décadas a 54 países en vías de desarrollo.

Tras años de alegría crediticia, la pandemia y la guerra de Ucrania han supuesto sendas bofetadas de realidad. Al desperezarse, muchos Estados han comprobado que las cuentas no salen.

Hoy predomina, en amplias zonas del mundo, una sensación de resaca paralizante. Mientras, la Tierra da muestras crecientes de emergencia medioambiental, señales de que el tiempo se agota.

Ambas crisis -climática y de deuda- interactúan mediante dinámicas perversas, generando espesos bucles, círculos viciosos de difícil escape. Deudas asfixiantes que impiden a muchos Estados armarse con solvencia para la batalla contra el calentamiento global.

Informe

Hace unas semanas, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) lanzó un informe que insta a una reestructuración masiva de deuda.

En su cima de prioridades, el informe pide dar aire a los 54 países que sufren “problemas severos de deuda”. Solo así podrán destinar los recursos necesarios para atajar la pobreza y frenar el deterioro provocado por el cambio climático.

La creación de un depósito generoso y ágil para pérdidas y daños será uno de los puntos calientes de la COP27, que se celebra en Egipto.

EEUU continuará con la lucha climática sea cual sea el resultado de las elecciones legislativas, aseguró el enviado especial del presidente Joe Biden en la COP27, donde los países del Sur alzan la voz y exigen una financiación que podría ser astronómica.

La conferencia anual del clima de la ONU cerró ayer su cumbre de líderes.