13 de julio de 2022, 4:00 AM
13 de julio de 2022, 4:00 AM


Una alianza entre la Universidad Franz Tamayo – Unifranz y Virtual Educa ha sido muy valiosa en ese propósito que le anima a nuestra alma mater, cual es la de re-imaginar la educación y alcanzar hacia el año 2030 su transformación en Bolivia. Desde 2020 ambas instituciones vienen organizando foros internacionales que se han convertido en espacios de diálogo, reflexión y colaboración, donde participan todos los actores del sistema educativo, junto a expertos y educadores de nuestro país, de Europa, América Latina y el Caribe. En uno de aquellos foros José Eduardo Castillo, de la Universidad 2030, nos decía que habíamos saltado de la Escuela 2.0, que integraba tibiamente la nueva tecnología del aprendizaje, a la Educación 4.0 donde el contenido es libre, de rápido acceso, seleccionado por el propio estudiante, convertido actualmente en el protagonista del proceso de enseñanza y aprendizaje.

En esta línea de re-imaginar la educación, en otra conferencia Lluís Pastor, director del eLearn Center de la Universitat Oberta de Catalunya (España), nos recrea con lo que él llama los “Superpoderes” de algunas universidades exitosas. Es el caso de Minerva University (EUA), donde los estudiantes se educan en varias ciudades del mundo, a medida que avanzan en sus estudios. El propósito es convertirse en profesionales o ciudadanos de clase mundial. Otro ejemplo son aquellos centros donde se aprende creando una iniciativa o empresa propia. Como ejemplos, la Universidad Kaospilot (Dinamarca) y la École 42 (Francia) de programación informática, no tienen profesores, libros ni asignaturas.

Estudian resolviendo problemas hasta alcanzar la cúspide de una pirámide que tiene 21 pisos o grados. En la Universidad Hyper Island (Suecia), sus alumnos trabajan en grupos, planteándose retos y proyectos, que luego son evaluados por expertos.

También hay corporaciones universitarias cuyos programas de aprendizaje se basan en investigaciones científicas y tecnológicas, más allá de las fronteras del saber. Son las “Exploradoras del conocimiento” que buscan transformar el mundo. Un ejemplo es Singularity University (EUA). En otros sitios ya no son los docentes los decisores del plan de estudios de los estudiantes, son estos los que eligen los cursos que le servirán para generar su propio perfil profesional (Illinois University). El caso de Mondragón (España) también es singular, pues el estudiante aprende mientras crea su propia empresa. Lo hace mediante trabajos cooperativos. En nuestro modelo de aprendizaje, a eso llamamos “saber hacer”.

Para llevar a efecto la transformación de la educación, Castillo postula cinco pasos: 1) Inspirar y soñar para terminar en una estrategia; 2) Adecuar la cultura y los valores de la institución a las exigencias del cambio; 3) Escuchar a los usuarios para saber qué necesitan: 4) Desarrollar una mentalidad digital y 5) Usar la DATA, que nos va a “inspirar a conseguir lo que creímos imposible”. A su vez, Pastor propone aplicar la Doble E: Estrategia (siguiendo la misión y visión de la universidad) y Estudiante (saber qué alumnos tenemos, qué piensan ellos y qué profesionales necesita la sociedad y el mundo).

Esto está sucediendo ahora, entre tanto, Bolivia nos espanta con aquellas universidades que cobijan a los llamados estudiantes “dinosaurios” y donde sus modelos de aulas decimonónicas cobijan a profesores del siglo XX que enseñan a la generación Z o centennials.

Mientras coexista el desprecio o la indiferencia a la educación, el arte y la cultura, habrá más corrupción, menos desarrollo y coexistirá terreno fértil para caudillos y dictadores. Aunque aquellas ciencias no otorgan rédito político a corto plazo, es momento de reimaginarlas o recrearlas desde la misma sociedad para refundar y salvar al país.

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